Las mariposas de Pelempito y Bahía de las Águilas

Las mariposas de Pelempito y Bahía de las Águilas

Muchas personas se sienten emocionadas viendo al Presidente hacer lo que nunca o rara vez se ha hecho en nuestro país: gobernar con humildad y decencia. Por eso preocupa a muchos lo que podría desencadenar el caso Bahía de las Águilas.

Sufrimos personalmente este caso una década atrás en el Canal 11, junto a Huchi Lora y al Padre Avelino Fernández. A la sazón, el querido  Avelino me invitó con mi familia a conocer la bahía, y el Hoyo de Pelempito, dos joyas ambientales y ecológicas del Sur, región a la que Avelino le dedicó los mejores años y esfuerzos de su vida sacerdotal.

Recuerdo la disputa legal, el fraude mejor documentado de nuestra historia, a cargo de nuestra Piky Lora, directora de la investigación catastral, de parte del Gobierno Dominicano. Fue notoria la penosa y vergonzosa actuación del procurador Rodríguez del Orbe, ex héroe y ex defensor de los intereses nacionales, cuando exoneró de culpa, ¡por cuenta propia! a los confabulados.

Todos comprendemos las urgencias del Sur,  sus penurias aplazadas. El padre Avelino siempre fue el primero en defenderlos. Pero reconocerles derechos a los que deberían guardar prisión por años, es una aberración que este joven gobierno no debe permitirse, no importa de dónde venga el malhadado consejo.

Tanto el Ministro de Turismo de entonces, Felucho Jiménez, como el director de Parques y Áreas protegidas, Omar Ramírez, y el Director de la Reforma Agraria, denunciaron con pelos y señales tanto el fraude contra el Estado, como los daños ecológicos de la explotación impropia de esos terrenos.

Que el gobierno desarrolle el Sur fronterizo es laudable, pero no pasando por encima de los procedimientos judiciales. Tampoco parece necesario apresurar medidas arbitrarias sin siquiera conocerse públicamente qué proyectos se impulsarán en la zona.

Hoy por hoy, la estabilidad del país descansa en gran manera en la limpia ejecutoria del presidente Medina; no tanto en la solvencia financiera del Estado, ni en la prosperidad económica del país.

Tampoco en la legitimidad de la configuración de fuerzas de la coyuntura política y social.  La legitimidad de la gobernabilidad actual es frágil, pues descansa casi exclusivamente en la buena actuación del presidente. No debe, por tanto, desgastarse dicha legitimidad justificando actos de fuerza contrarios a la ley y al sentir de la ciudadanía.

Pedro Mir advirtió certeramente respecto de la fragilidad de ciertas estructuras y correlaciones de fuerzas, indicando que había valores ciudadanos cuyo deterioro, como si fuesen delicadas mariposas abatidas, podían afectar el equilibrio de poderes y desencadenar procesos de turbulencia no previsibles en sus consecuencias. Pelempito y Bahía de las Águilas merecen mucha delicadeza oficial.

Omar Ramírez, actual Director del Consejo Nacional para el Cambio Climático, entonces director de Parques Nacionales,  escribió en ATAJO, vol. 1, núm. 2 de 2002: “…el decreto 273-01  establece que (…) Si algún funcionario, como autoridad del Estado, paga por los terrenos de la parcela 215-A está estafando a la sociedad dominicana”. Muchos esperamos que el Presidente corregirá cualquier error de procedimiento y decidirá a favor del procomún.

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