Las masas perredeístas

Las masas perredeístas

El PRD y el PLD, sin los llamados aliados, quedaron empatados en el número de votos: El primero con más votos a nivel municipal, y el segundo con mayoría en las congresionales. La gran mayoría de la base de ambos partidos sabe que en República Dominicana las cosas van de mal en peor y que los crecimientos en el llamado Producto Interno Bruto llega sólo a las cúpulas sociales y políticas y a las capas altas de la clase media.

Para el grueso de la militancia, pasado el boroneo de las elecciones, la vida cotidiana se hace áspera y difícil: difícil mantener los hijos y neutralizar el ambiente en que ellos se ven obligados a crecer, así como a conseguir la comida diaria, y mucho más difícil cuando se pierde el empleo o el chiripeo, o cuando alguna enfermedad afecta a alguno de los miembros de la familia. Si le sumamos la inseguridad creciente, es fácil entender lo trágico que resulta el diario vivir de esos millones y millones de hombres y de mujeres activos.

Las masas peledeístas, por estar su partido en el poder, tienen más chances en el diario vivir, sin que ello mitigue su conciencia de que la situación está de mal a peor. Esto los lleva a aferrarse a sus cúpulas, aún a sabiendas de las falsedades de las promesas.

En el PRD la cuestión es muy distinta. Hace tiempo que las bases dejaron de confiar en sus cúpulas. Los golpes de la vida han determinado que esta parte del pueblo esté convencida de que no hay diferencias entre los programas y ejecutorias de sus cúpulas cuando llegan al gobierno y  las ejecutorias de los peledeístas que hoy gobiernan. Pero hay otra característica de los perredeístas, y ello es su vocación y orgullo como tales perredeístas y un cierto instinto de clase que los coloca del lado contrario al “poder” y a favor de los sectores políticos que propugnan por un cambio de rumbo del país. Ese instinto clasista viene de su composición pobre o muy pobre de sus mayorías y, además, de las batallas que sus antecesores libraron en las décadas del 60 y 70, al lado de las mejores causas populares.

Los que luchamos a brazo partido por abrir nuevos caminos hacia la construcción de una propuesta política para cambiar el rumbo del país, tenemos que tomar muy en cuenta esta situación del perredeísmo histórico. Hay que dirigirse a ellos; hay que considerarlos parte del proyecto histórico y de la nueva mayoría. Pero tenemos que lograr esta comunicación sin confundirnos con unas cúpulas que son parte de los males del país.

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