Las memorias del Congreso

Las memorias del Congreso

JOTTIN CURY HIJO
Hace algunos días, el Presidente Fernández, con su habitual elocuencia, envió un mensaje conciliatorio y esperanzador al presentar sus memorias de los primeros seis meses de gestión de gobierno. Pero mi propósito no es enfocar la pieza oratoria del mandatario, sino las recientes actuaciones de los miembros del Congreso, en razón de que las mismas podrían provocar consecuencias susceptibles de alterar el orden institucional.

La mayoría congresual ha estado desafiando sistemáticamente al Poder Ejecutivo con argumentos banales, inspirados en intereses partidarios, olvidando así que el bienestar colectivo se encuentra por encima de todo. La ausencia de aprobación de algunos funcionarios diplomáticos previamente designados, las dificultades que se suscitaron para sancionar la Ley de Protección al Consumidor y la que impone ciertos controles a las ONG, constituyen tropiezos innecesarios provocados por la mayoría perredeísta que controla las cámaras legislativas.

Las desafortunadas declaraciones del presidente de la Cámara de Diputados sobre el caso del diputado Ramos García, requerido por el Procurador para agilizar el proceso que tiene pendiente, constituye una prueba de distorsionada solidaridad política y de escasa colaboración con el Poder Ejecutivo. Lo mismo ocurre con su homólogo del Senado, quien amparado en supuestas o reales cancelaciones de sus correligionarios, ha amenazado con engavetar los proyectos de ley. En ambos casos se ve claramente como prevalecen las pequeñeces políticas sobre el interés general que dicen representar.

Con sobrada razón el CONEP le ha reclamado a los legisladores trabajar a favor de la población y al propio tiempo abandonar la politiquería. Un ex presidente de la Cámara Alta, que ahora aspira dirigir su partido, llegó al extremo de afirmar que «Velásquez Mainardi tenía que enfriarse con el PRD para darle curso a su ratificación diplomática». La inmensa mayoría de nuestros legisladores olvidan que son elegidos para representar los intereses del pueblo, no sus intereses personales ni de partido.

Pero las cosas no terminan ahí, el Senado ha llegado al extremo de publicar resoluciones en las que pretende darle órdenes a funcionarios designados por el Presidente, como si los mismos estuviesen bajo la dependencia del Poder Legislativo. En franco desconocimiento del artículo 4 de nuestra Carta Sustantiva, que consigna la separación e independencia de los Poderes del Estado, el Senado intenta trazarle directrices a los servidores públicos que se encuentran bajo la dependencia del Poder Ejecutivo.

Esta intromisión en asuntos propios de otro Poder del Estado, es intolerable. El artículo 23 de nuestra Constitución consigna cuáles son las atribuciones del Senado, y entre las mismas no figura la de dictar resoluciones para orientar a los miembros que se encuentran dentro de la esfera administrativa del Estado. Muchos abrigan el temor de que se sigan agravando las relaciones, lo que podría generar un clima de ingobernabilidad entre nosotros.

Más todavía, recientemente un agudo observador político, reivindicando a Fujimori, apuntó en una conversación privada que si el Presidente Fernández optara por clausurar el Congreso, tal como lo hizo el ex gobernante peruano hace algunos años, recibiría un respaldo popular sin precedentes, similar al de Hugo Chávez. Afortunadamente el actual mandatario no tiene ese temperamento y además dentro de un año se celebrarán los comicios para escoger legisladores, síndicos y regidores, tiempo suficiente que le permitiría maniobrar hasta que cambie la correlación de fuerzas en ambos hemiciclos. Pero si la hostilidad congresual no cesa podrían ocurrir prematuros acontecimientos que en estos momentos no es posible evaluar.

Si el Presidente fuera menos considerado y quisiera resolver de un solo plumazo los necios obstáculos que le presenta el Congreso Nacional, solo tendría que recurrir a las facultades que le otorgan el numeral 8 del articulo 37 y el numeral 8 del articulo 55 de la Constitución de la Republica.

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