Las mil palabras de una imagen

Las mil palabras de una imagen

DONALD GUERRERO MARTÍNEZ
La frase, creo que de origen chino, «una imagen vale más que mil palabras», ha tenido aquí una expresión patética. Aparecen el ex presidente inmediato, otrora perredeísta, luego pepehachista de proyecto reeleccionista fracasado, y el ex presidente 1982-86, de ingrata recordación para el pueblo, también perredeísta alguna vez y luego pepehachista reeleccionista.

Se les ve, al primero, de chacabana mangas largas, prenda usual durante su mandato, para una y otra ocasión, y tiene los brazos cruzados sobre el pecho. Dícese que alguien se cruza de brazos cuando no quiere hacer equis cosa, o cuando esa cosa le importa poco o nada. A su izquierda, el segundo. No se le ven las manos tantas veces levantadas años atrás para proclamarlas limpias. Está formalmente vestido, como siempre.

Ambos lucen rostro contraído, adusto, rígido, tal vez atormentados. Si es así, ellos sabrán por qué, y Dios también. La foto, publicada en primera página del Listín Diario del 07 de este mes, fue tomada en la reunión de la facción pepehachista del Pe-erredé con fines de buscar la reunificación del partido. Se acordó celebrar dos convenciones de voto universal. Una reformará los estatutos de la organización. La otra renovará su dirigencia en todo el país. Pero hubo otra propuesta, que se verá. La reunión duró nueve horas, demasiado tiempo para decidir esas convenciones. Pareciera que la propuesta «fuera de agenda» que se verá consumió la mayor parte del tiempo.

El ex presidente inmediato la observó, en completo silencio, durante una hora 20 minutos. Dijo que no quería «interferir en las discusiones», ni le interesa mandar «porque ya mandó, y mucho.» Tanto mandó que se olvidó de gobernar «para todos», esto es, para el bien común. Fello Suberví se quedó siete horas. Al ausentarse declaró que «sin la reunificación del partido es imposible relanzarlo.»

Esa reunificación se llama Hatuey de Camps. Dejándolo al margen no habrá reunificación auténtica.

El presidente de la facción reunida, Vicente Sánchez Baret, no asistió «por motivos de salud.» Su liderazgo luce muy débil, quizás consumido. Diez senadores desoyeron sus instrucciones para que votaran contra la reforma fiscal. Su amenaza de expulsarlos se quedó en el decir. Días antes, otros tantos senadores perredeístas visitaron a Hatuey de Camps, no se sabe si por iniciativa propia, y conversaron «cordialmente.»

La propuesta «fuera de agenda» la planteó Toni Peña Guaba. Este joven político incurrió en defección contra su padre José Francisco Peña Gómez, pues abandonó toda su historia para volverse pepehachista, a cambio de «miserable plato de lentejas» de un cargo público. Planteó el hombre la revocación de la medida que expulsó a Hatuey a otros compañeros dirigentes. Tuvo buena acogida, han dicho, aunque con algunos quejosos de que se hable sólo de la revocación. Reclaman que se le reconozca a de Camps la calidad de legítimo presidente del Pe-erredé.

A la revocación se sabe que se opone Guido Gómez Mazara, ex consultor jurídico del gobierno pepehachista y uno de los principales dirigentes de esa facción. Entiende que «no se puede premiar a quienes trabajaron por la derrota» electoral de mayo pasado. Eso demuestra que algunos pepehachistas no entienden cuando y por qué fracasó el proyecto reeleccionista motorizado por ambiciones personales.

«Todo se derrumbó», dice la canción, cuando el Presidente pepehachista, sobrevalorándose, se olvidó de la historia antireeleccionista del partido que lo llevó al Poder, y gestionó una precipitada reforma constitucional, «sin gastar ni un colorao» del erario, sólo para que la facilitara la repostulación. Se derrumbo cuando el «hombre de palabra» incumplió la eptecientas veces reiterada promesa de no buscar la reelección. «En este país, históricamente, la reelección ha sido una desgracia», solía decir. Se derrumbó cuando los pepehachistas armaron el vergonzoso desorden de la Cámara de Diputados, al saber fracasado su propósito de controlar la presidencia del bufete. Cuando la corrupción arropó al gobierno y descalabró la economía del país, parece que por torpeza de algunos funcionarios. Y paro de contar. Si buscan culpables de su derrota, «que miren para otro lado.»

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