Se va extendiendo la comprensión regional de que las MIPYME (Micro, Pequeñas y Medianas Empresas) constituyen un recurso esencial para lograr un  desarrollo efectivo de las economías de la región en el contexto del cambio estructural urgente que se requiere, aprovechando la coyuntura favorable en que, de manera general, se encuentra la región. El peso específico de las mismas en economías desarrolladas resulta un ejemplo contundente de por dónde tiene que apuntar la estrategia de desarrollo regional.

Si bien en la mayoría de los países de la región han alcanzado en términos cuantitativos un peso importante aún están lejos de tener el significado cualitativo que registran en las economías desarrolladas. En la mayoría de las economías más grandes de la región llegan a representar un 99% del total de empresas – la mayoría son micro – y hasta un 67% del total de empleos, pero en materia de contribución al PIB, a las exportaciones y en los niveles de productividad, están muy por debajo de economías desarrolladas. Mientras que en las 4 principales economías de éste continente aportaban en el 2010 menos del 30%  del PIB y apenas un 9% de las exportaciones, en las cinco economías punteras del mundo esos niveles alcanzan un 60% y 50% respectivamente. Si bien  grandes empresas regionales alcanzan niveles de productividad 6 veces más altos que los de las PYME, en el mundo desarrollado esa diferencia es de solo 2.4 veces.

Los mayores obstáculos que enfrentan las MIPYME para desarrollarse en la región se centra fundamentalmente en el acceso al crédito – solo un 12% en la región frente al 25% en los países de la OCDE, además de tasas de interés mucho más altas -; escasas posibilidades de contar con mano de obra calificada y adquirir tecnología.

El caso de la RD no es muy distinto a la realidad regional, con sus particularidades. De acuerdo con un estudio reciente del Banco Popular las PYME – supongo que incluye también a las Micro – representan un 58% de las empresas del país y aportan un 45% al PIB generando 1.5 millones de empleos. Por su parte, otro trabajo del Banco de Ahorro y Crédito ADOPEM en el país hay 616, 216 MIPYME que aportan 1,445,162 empleos directos pero de las cuales solo 250 mil reciben crédito y alguna asistencia. Varias instituciones nacionales están recibiendo respaldo internacional para aumentar los recursos disponibles para el apoyo a las MIPYME y el propio gobierno nacional – evidentemente consciente de por dónde está trazado el camino del desarrollo elevando el nivel de vida de la población – está incrementando el apoyo a ese instrumento estratégico del desarrollo nacional. Sin embargo, tiene en sus manos exigir el cumplimiento del Reglamento 490 de la Ley 488-08 que fija en un  15 – 30% el monto que debe dirigirse a las MIPYME de las compras del Estado.

Hoy, en el mundo, todos claman por la promoción de las MIPYME. Ese es el camino, seamos consecuentes, tomémoslo.