Las mujeres intelectuales de Fendi y Krizia
conquistan Milán

Las mujeres intelectuales de Fendi y Krizia <BR>conquistan Milán

MILÁN, ITALIA, (EFE).- Las mujeres “intelectuales” de Fendi pasearon rebosantes de color y pieles, por la pasarela de la moda femenina de Milán para la próxima primavera-verano, que también fue testigo de la vena literaria de Krizia y de la pasión por la volatilidad de Missoni.

El modisto alemán Karl Lagerfeld en su colección para Fendi demostró una vez más el caudal de inventiva que atesora y que proyecta simultáneamente con la firma italiana, la alta costura de Chanel y su propia y personal línea (Lagerfeld Gallery).

Puestos a decirlo todo, sus propuestas vistas en la pasarela milanesa son más fáciles de admirar, incluso con la boca abierta, que de describir por la complejidad de los tejidos, la caligrafía de sus combinaciones y sus juegos de volúmenes.

Lo que más llama la atención de la mujer Fendi para los calores venideros es el color llevado a sus últimos extremos que impregna sus prendas, de piel perforada y doblada, de tul estampado, de lana o seda transparente.

Parecen tonos salidos de una paleta psicodélica o de un cuadro de Mondrian, que dan vida a vestidos y blusas, en las que el juego reside en un sibilino contraste de mangas y cinturas, pantalones o chalecos de visón.

Para contrarrestar tanta profusión cromática y de formas, Legerfeld se decanta por los accesorios de líneas claras y colores naturales a partir de un bolso en forma de moldeable media luna.

En la misma línea intelectual colocó a sus modelos la marca Krizia, pero en un filón diferente como el literario, no exento por ello de sofisticación y un cierto y desdibujado lujo.

¿Qué se pondrían las protagonistas de las novelas más sugestivas? A esta pregunta responde Mariuccia Mandelli con un guardarropa que viste a la “Zelda” de Scott Fitzgerald con un traje pantalón de lino espigado y un top de seda con la espalda de malla o un vestido largo “azul nube”.

La madame Chauchat de Thomas Mann iría de satén y piel, como la maniquí que desfiló en Milán con un drapeado de seda en uno de los costados, mientras que las mujeres de Ernest Hemingway se pondrían un jersey de gran escote, una blusa de seda y pantalones entallados de algodón.

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