Las mujeres pueden experimentar dolor

Las mujeres pueden experimentar dolor

Investigadores británicos hallaron que el cerebro de mujeres que vieron a sus esposos o parejas sufrir un estímulo eléctrico doloroso respondió casi de la misma forma que cuando se les aplicó a ellas mismas el mismo estímulo.

La respuesta se registró en algunas regiones sensoriales activadas por el dolor real, no sólo en áreas del cerebro vinculadas a emociones evocadas por una sensación dolorosa, según el equipo de investigación del Colegio Universitario de Londres.

La psicóloga Tania Singer y sus colegas reportaron que realizaron pruebas con 16 parejas. Primero aplicaron a las mujeres una descarga eléctrica parecida a la «picadura de una abeja» y midieron la actividad cerebral con imágenes de resonancia magnética.

Después, hicieron que estas mujeres observaran a sus parejas cuando eran expuestas al estímulo doloroso.

Cuando las mujeres experimentaron dolor real, se activaron las regiones cerebrales que se sabe están vinculadas al dolor, como la corteza cingular anterior, la ínsula, el tálamo y las cortezas somatosensoriales.

Cuando los esposos o parejas de estas mujeres recibieron el mismo estímulo doloroso, se registró actividad en la mayor parte de estas regiones, exceptuando las cortezas somatosensoriales. El resultado fue muy parecido al que se aprecia cuando alguien anticipa que sufrirá dolor.

“Si uno anticipa un dolor, si uno sabe que recibirá una descarga en un minuto, uno reacciona emocionalmente. El corazón comienza a latir más fuerte y las manos sudan. Pero uno no siente dolor. Esto es similar a lo que ocurre cuando uno siente empatía hacia otro”, añadió.

Hasta ahora, los investigadores desconocían si la empatía es una respuesta cognoscitiva, lo que significa que el cerebro piensa sobre el suceso, pero no lo “siente”, o si es algo parecido a una sensación física.

El estudio sugiere que los sentimientos de empatía son físicos en parte, aún cuando toda la red vinculada al dolor en el organismo no se haya activado, explicó Singer.

“Comprender esto es un poco difícil. Se siente el dolor como la picada de una abeja. Cuando una abeja te pica, el dolor se transmite por un receptor de una célula nerviosa hacia la médula espinal y de ahí al cerebro. Hay zonas cerebrales que determinan el lugar del dolor, ya sea en la nariz, una extremidad, o una mano”, dijo Singer.

“Así es la corteza somatosensorial. Sabe dónde está exactamente la zona de dolor en el cuerpo, y esta región no se activó cuando se sintió empatía”, explicó.

El equipo de Singer estudiará en el futuro las diferencias entre los sexos relacionadas con la empatía.

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