Las musas de los valores

<p>Las musas de los valores</p>

MARTHA PÉREZ
Las musas, aquellas nueve diosas de la fábula, son capaces de tocar la emotividad y el intelecto de quienes saben hacer uso de sus sentidos, de sus sentimientos, de su íntima convicción al momento de externalizar sus ideas. Algunos las aprovechan hasta la inspiración y no faltan los que se adueñan de ellas para decir a ritmo de rimas en el tiempo, lo bueno, lo menos bueno y lo peor de la dinámica de la vida sobre la tierra, sin que se quiebre la vida misma.

Así, unos ponen sus ideas en páginas con líneas llenas, como prosa o versos, y perduran cuanto más largo sea el tiempo de vida de aquellas páginas muertas que solo vibran presas de contenido; otros las ponen sobre piedras que labran en el camino limado de las asperezas.

 Y otros, sin mas ni mas, las ponen como en el hielo que existe al principio y al final muere. Esas musas que se pierden, de las que pocos se adueñan, son las de los valores que cuando son frágiles mueren.

Son fácil de identificar, complejos de construir y difícil de mantener.

Viven dormidas esas musas entre los que sobrados de conocimientos, no dominan sus actitudes ni les importa sus comportamientos, por tanto les resulta difícil disponerse a introducir una mínima variación a su conducta.

Entonces, considerados grandes hombres o mujeres, importantes figuras de cualquier disciplina del saber o del hacer, o sector social, se autopermiten practicar la ofensa, la deslealtad, la insensibilidad, la corrupción, la deshonestidad, la mentira, el engaño. Estas conductas sistematizadas, pese a la fraseología ético-moral del discurso, sienta raíces en una sociedad caracterizada por hombres y mujeres buenos, inteligentes, capaces, sensibles, honestos, deseosos de fortalecer la patria, pero con aquellas trabas de unos cuantos, aunque pocos ante sus antítesis, que a toda costa procuran destacarse de entre los demás de su propia clase. Pero sólo les destaca su falta de valores. ¡Faltan los valores! ¿Dónde están las musas?.

Parecen muertas pero no lo están; es que no las vemos porque las falsas conductas que se esconden tras la fraseología ético-moral del discurso, también esconden esas musas.

Y al estar escondidas o muchas veces muertas, los valores parecen presentes, pero sin la inspiración que los sustenta. Y un día llega en que todo se evidencia.

Ah! No habían valores, no había ética, la moral se pierde; entonces, cabe preguntar por la fraseología del discurso, ya falso, ambiguo, ya desconfiado y gastado. De esta forma, hace falta una respuesta que permita mantener una apariencia cultivada sobre musas muertas.

Obviamente, esa respuesta tiene que ser la justificación. Aún sea de lo injustificable. Desgraciadamente la sociedad dominicana ha estado acosada por diversos hechos y situaciones, en tiempo y espacio, sucedidos por debilidad y consecuencia de esas musas de los valores, hechos que contradicen la mística y trayectoria de algunas de las instituciones, públicas o privadas, e incumbentes y otros funcionarios que involucran, las de gobernantes de turno, como en el presente, y las de un pueblo dispuesto siempre a acompañar a la vanguardia por el bienestar colectivo. Es lamentable que se persista en pensar y actuar de otra manera. Es mejor criticar y ofender al que está haciendo bien que hacer lo que éste hace; es mejor aparentar la ética y la moral que construirla y fomentarla. Es mejor discursear sobre una correcta conducta que practicarla; es mejor defender el derecho propio que reconocer y respetar el de los demás. Es mejor servirse que servir; es mejor la inequidad que la justicia. Es mejor el “camuflaje” que la elegancia y la transparencia. Es mejor todo esto, y más, porque es lo más fácil. Pero lo contrario a todo esto es realmente lo mejor porque resulta ser más difícil con las musas muertas. Y lo mejor cuesta mucho (en tiempo, dinero, sacrificio, dolor, sangre, etc.); pero hay que ir tras lo mejor si verdaderamente queremos seguir y avanzar. ¡Despierten las musas que faltan valores! ¡Adelante, dominicanas y dominicanos, como Aura Celeste; hay más musas muertas!.

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