Las neurociencias de fiesta

Las neurociencias de fiesta

La pasada semana las neurociencias en el país estuvieron de fiesta. La razón fue la visita al país de dos de sus máximos exponentes en el campo de la neuroeducación. El cerebro nos hace superiores en la escala biológica; el no usarlo reduce al hombre a mero quehacer y esto significa, a mi juicio, arrancarlo de sí mismo, cosificarlo; en suma deshumanizarlo. La “desvalorización” de la persona en nombre del “oscurantismo” es signo de otros tiempos; de ninguna manera es en primer término y por esencial definición una máquina de producir cosas, así sean las más deslumbrantes realizaciones de la estolidez, o las acciones más primarias. Comparto este preámbulo, pues tuvimos una semana de intenso fulgor intelectual, con motivaciones cumbres de un proceso cósmico. Donde una vez más quedó demostrado que el cerebro humano es cima y polo de todo cuanto existe.
El Dr. Stanislas Dehaene y su esposa la Dra. Ghislaine Lambertz nos visitaron por cortesía de la Editora Casa Duarte y con una agenda muy apretada, participamos de cinco actividades. Ambos son franceses, trabajan en la Unidad de Neuroimágenes Cognitivas en el centro NeuroSpin en París, Francia. Son ellos unos de los máximos referentes de las neurociencias del lenguaje y la lectura, e investigadores de las bases neuronales que intervienen en las principales operaciones intelectuales del ser humano. La primera actividad fue la investidura del Dr. Dehaene como “Doctor Honoris Causa” de la UASD, un evento solemne con la presencia de todo el Claustro Universitario, donde el rector Iván Grullón le impuso las condecoraciones de rigor. En su discurso de gracias el prominente hombre de ciencias señaló: “Mi disciplina de estudio, la psicología cognitiva experimental a veces también llamada las Neurociencias Cognitivas, se sitúa en la frontera entre las ciencias y las humanidades; en efecto se apoya a la vez sobre las ciencias fundamentales, como las matemáticas, la física y las Neurociencias, a fin de visualizar y de teorizar las operaciones del cerebro y sobre la Psicología y las Ciencia Sociales, por el tipo de preguntas que nosotros planteamos”.
Esa misma tarde en la Biblioteca Pedro Mir de la UASD, el Dr. Dehaene trató el tema “Ciencias cognitivas y educación: Los grandes principios del aprendizaje”. De sus pláticas reflexioné que el siglo XXI reclama un profesional docente que no se adapte pasivamente a los cambios vertiginosos de la sociedad, sino que sea un agente de cambio, un profesional líder, proactivo, que no sea un receptor pasivo sino un participante activo, lo cual exige que los docentes desarrollen clases de calidad y excelencia, la creatividad y el pensamiento crítico y configuracional. Su esposa la Dra. Lambertz, en los salones de APEC nos conversó sobre las bases cerebrales del aprendizaje de la lengua en los recién nacidos.
El jueves pasado en horas de la mañana con ambos esposos participamos en FUNGLODE, en un enjundioso coloquio coordinado por la distinguida amiga, la Lic. Josefina Pimentel. En la oportunidad un grupo de directores de colegios y de oficinas que tienen relación con la educación esencial intercambiamos juicios y opiniones sobre la educación y el mejor provecho de la enseñanza primaria. Le hice la pregunta directa de si podemos enseñar inteligencia. Él muy seguro me respondió que sí, con una híperestimulación educativa empezando a muy temprana edad. Esa noche en la Academia de Ciencias nos deleitó con una exposición revisando lo más actualizado en el mundo acerca de cómo el cerebro lee y se alfabetiza. Una conferencia a la altura de las altas academias de ciencias del mundo.
Nos tocó el honroso encargo de presentar su muy abultada hoja de vida, resaltamos su posición como presidente del nuevo Consejo Científico de Educación Nacional de Francia. Explicó que la educación de un niño sobrepasa las diferencias genéticas, porque el cerebro tiene una capacidad extraordinaria de aprendizaje y se ha demostrado que el coeficiente intelectual no es fijo. Y, que la base educativa puede aumentarlo dependiendo de la alimentación, del medio ambiente estimulante y de la buena educación. Luego nuestro presidente, el Dr. Luis Scheker le entregó el diploma como miembro de número de la Academia; me correspondió colocarle la medalla de oro de la Academia para formalizar su ingreso. ¡En hora buena, bienvenido!

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