Las noticias mojadas

Las noticias mojadas

Lo verdadero es que cuando llueve se mojan los periódicos; pero las noticias parecen ser impermeables. Sin embargo, un periódico empapado, donde todos los sucesos reseñados se confunden, nos hace regresar al caos originario. El batazo de “jonrón” aparece unido a una esquela mortuoria, pues deportes y obituarios nos llegan en la misma sección del periódico. Las intranquilizantes noticias internacionales acerca de Ucrania o Irak, se mezclan con fotografías de bellas modelos en bikinis “infinitesimales”. Y no es posible separar una página de otra sin romperlas. ¿Para qué sirve un periódico mojado? Quizás sea útil para los fabricantes de caretas de carnaval.

Tal vez un escultor decida hacer el boceto de alguna obra en “papiermache”, modelándola previamente con periódicos dañados por la lluvia. “Plastilina de noticias” podrían llamarle los artistas surrealistas. Para los periodistas, en cambio, es una gran tristeza ver los periódicos reducidos a una bola gelatinosa. Un periódico mojado es una frustración de las costumbres urbanas, un fracaso existencial producido por el clima tropical. Ante esa humedecida realidad inservible, no hay más camino que la resignación. Poco a poco, vamos acomodándonos a la atmósfera hidratada que daña periódicos, favorece las plantas, magnifica las cosechas. Podemos vivir sin periódicos; pero, de ninguna manera sin el agua de la lluvia.

Una de las bendiciones del agua es su poder apaciguante. Los diplomáticos creen que las reuniones en días lluviosos facilitan los arreglos entre países en conflicto. Finalmente, apartamos los ojos de los periódicos enchumbados y los fijamos en el cielo lleno de nubes grises. Caemos en cuenta de que el mundo sigue girando sin que sepamos “en qué paró la ley de partidos”, si Obama ordenó nuevos bombardeos o si Putin invadió otra región de Ucrania.

Cuando escampa, los pájaros acuden a los árboles a beber agua en el hueco de las hojas; oímos entonces el ruido de las cañerías de los aleros escurriendo lentamente el líquido acumulado durante la noche; al amanecer, la luz del sol ilumina de una manera especial ciertos objetos que no miramos nunca: los zafacones, los troncos renegridos, los retoños de los arbustos. A la hora de desayunar y beber café, comprobamos plenamente que se puede prescindir de los periódicos.

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