El Banco Central abrió más el grifo de los préstamos. Para evitar quiebra de empresas, para que puedan pagar sueldos y comprar insumos cuando se supere la crisis sanitaria, con excepcionales políticas monetarias insufló más oxígeno al sistema financiero.
Liberó RD$20,621 millones para préstamos a 8% anual a pequeñas y medianas empresas, la economía tiene disponible US$650 millones de financiamiento rápido del FMI y entre US$1,000 y US$3,000 millones como préstamo a través de repos (es decir, con colaterales del Banco Central) de la Reserva Federal de EEUU. Estos fondos mejoran el flujo de dólares en el mercado cambiario.
Computados en un número suman entre RD$111,431 millones, 2.44% del PIB, y RD$221,431 millones, 4.9% del PIB, dependiendo del financiamiento de la Reserva Federal. Junto al paquete fiscal y monetario en vigencia desde hace semanas por RD$106,321 millones, 2.3% del PIB, implica que el plan total anti-crisis oscila entre RD$217,752 millones, 4.8% del PIB, y RD$327,752 millones, 7.2% del PIB. Es decir, alrededor de la media de los programas anti cíclicos de países latinoamericanos, según dato del BID.
El reto ahora es que los beneficios de las medidas monetarias lleguen a los hogares y empresas, los bancos comerciales privados, y no solo el Banco de Reservas, deben cumplir con su papel de intermediario. Tienen que aportar en esta crisis que nos afecta a todos, evitar que se reduzca el flujo de préstamos, se traduciría en pérdida de producto, empleo y aumento de la pobreza.
En momentos como el que vivimos es recomendable revisar hechos de la historia para evitar errores. Irving Fisher, uno de los economistas de mayor prestigio en EEUU en la primera mitad del siglo XX, se apoyó en el estudio comparado de tres grandes depresiones (1825, 1875 y 1929) para en 1933 escribir su clásico artículo: «La deflación de deuda y la teoría de las grandes depresiones».
Su conclusión fue que la crisis provocó deflación de activo y caída del valor de la garantía del crédito haciendo la deuda insostenible, con quiebras en cadena y colapso del canal de crédito, provocando la depresión y la deflación.
Proceso que se evita si los bancos comerciales privados hacen su trabajo, en buena medida de ellos depende que este año se cumpla o no el pronóstico del Banco Mundial, hace un fuerte recorte al crecimiento de nuestro PIB, hasta cero por ciento, o peor aún, que imitemos la economía global, se contraerá un 3%, o la de China, perdió 6.8% en enero-junio de este año, el primer retroceso en cincuenta años.
Con rigurosidad deben aplicar las medidas monetarias extraordinarias expansivas, así que la pelota está en su cancha, no vale que miren para otro lado o que hagan el trabajo a medias. No tienen excusas, se ha flexibilizado la normativa para clasificar los nuevos préstamos, no corren riesgo, tienen buen margen, acceden a los recursos del Banco Central a un interés de 3.50% para prestarlos a 8% anual, y no se les exige que renuncien al interés de los títulos dados en garantía.
Finalizo señalando que comparto la advertencia que les hizo el gobernador del Banco Central: deben cumplir con las decisiones de la Junta Monetaria, no tienen otra opción.