Las palabras de Temístocles

Las palabras de Temístocles

El señor Temístocles Montás, uno de los “fuertes” en la cúpula peledeísta, propuso construir un plan de desarrollo a 20 años. Tal propuesta debería despertar reacción entusiasta y esperanzadora. Pero en boca de uno de los “duros” de la alta dirección que lidera el Dr. Fernández, la sola propuesta de un plan para los próximos 20 años debería alertar a los sectores que soñamos con una República Dominicana productiva, autosuficiente alimentariamente, apoyada fundamentalmente en un mejoramiento creciente de la materia prima principal del desarrollo, como es el ser humano.

El equipo liderado por el Dr. Fernández ha establecido una alianza estratégica con el conservadurismo dominicano. Ha pactado un bipartidismo de igual signo ideológico, y se apresta a mantener una mayoría congresional a papeletazos limpios, para que el Dr. Fernández pueda reforzar su imagen civilista, mientras un PRD raptado por dicho conservadurismo, mantenga por cuatro años las políticas que han conducido al desastre que hoy constituye la República Dominicana.

La coyunda entre las cúpulas políticas, económicas y eclesiales, con una creciente participación del capital extranjero, y el bipartidismo conservador, han acabado de imponer un modelo donde la producción, la soberanía alimentaria, el trabajador y las gentes constituyen las últimas prioridades del Estado y materia prima para la demagogia. Una República Dominicana amarrada al capital financiero nacional e internacional, cuyas prioridades nada tienen que ver con el bienestar de las gentes ni del país.

Modelo basado fundamentalmente en la entrega de las riquezas mineras y naturales del país al capital extranjero y nacional; donde el poder del sector financiero y oligopólico crece sin cesar, creando una sólida clase media subalterna, que sirve de amortiguador del desastre social, y donde las grandes ganancias del capital se generan en base a la apropiación y valorización del territorio, a la utilización del ahorro nacional para actividades financieras especulativas, a la corrupción desenfrenada y a la degradación del grueso de los habitantes del país, a quienes se mantienen por debajo o cercano a la línea de pobreza, sin empleos productivos, neutralizados por las dádivas provenientes del Gobierno y por un cerco mediático, donde el dominicano piensa lo que los de arriba deciden que piense.

Esos planes, que expresan la confianza de la cúpula peledeísta en el usufructo del poder, deben producir, como reacción, un redoblamiento de los esfuerzos por construir una Alternativa Política e instrumentos alternativos de comunicación, que neutralicen el embobamiento colectivo.

Si no somos capaces de empezar a neutralizar el cerco mediático a que está sometido el país y a crear el ambiente para la construcción de una alternativa política, no hay futuro esperanzador para la Nación.

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