Bajo el título “San José, custodio del Redentor y modelo del creyente” la Carta Pastoral de la Conferencia del Episcopado Dominicano (CED) invita a enfrentar las pandemias que afecta a la sociedad dominicana.
El Episcopado Dominicano ve con mucho temor como se percibe la violencia psicológica, física y verbal hacia la mujer. Razón por la que exponen a San José como referente de buen ejemplo.
“Modelo de respeto hacia su esposa, la protegió, cuidó de ella y del hijo (…) imitarle en sus virtudes de fe, confianza, amor, entrega, sacrificio, ternura y docilidad”.
La publicación del documento pastoral corresponde al marco de solemnidad del Día de Nuestra Señora de La Altagracia.
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Las Pandemias
La Conferencia del Episcopado Dominicano (CED) pone de ejemplo las pandemias de la mentira, la violencia, el afán de dinero y el hedonismo.
Pandemia de la mentira
La describen como “la primera que irrumpe, la más peligrosa. Se hace pasar como portadora de la verdad y de la luz (Luzbel)”.
“Habla como Dios, pero no es dios. Este enemigo, utilizando a veces algunos medios de comunicación, bombardea nuestros hogares presentando normas, costumbres y modelos de vida contrarios a la Revelación”.
“Nuestros niños y jóvenes muchas veces son víctimas de agentes que difunden falsas doctrinas y una sabiduría enemiga de la Cruz de Cristo”.
Pandemia de la violencia
Destacan que su misión consiste en hacer que los hombres “se maten unos a otros indiscriminadamente”.
“Desafortunadamente, a diario, en algún lugar del planeta, se derrama sangre inocente. El ser humano, nacido para amar y vivir en paz, ha estado inmerso en el odio, en el terror y en la violencia”.
“Hay una fuerza dentro de él que le lleva a hacer aquello que no quiere (…) Contemplamos, no sólo las guerras declaradas entre naciones, sino que existen otros conflictos internos y delitos ocultos que a veces son peores que los visibles. La niñez sufre los maltratos, burlas y acosos entre alumnos (bullying); hay vandalismos, peleas callejeras, trata de personas, terrorismo, armamentismo… El listado no acabaría nunca”.
Pandemia del afán de dinero
El Episcopado la señala como símbolo del comercio “que rige la vida de los pueblos. Como trasfondo está la idolatría del dinero que se alza como alternativa al Dios único”.
“Los ilusos piensan que quien más bienes consiga, más asegurada tiene la supervivencia en este mundo. La vida humana se convierte para ellos en un inmenso mercado donde cada uno intenta, compitiendo, atesorar el máximo de riquezas. El amor al dinero es la raíz de toda clase de males”
“En una situación de precariedad, la respuesta no está en el dinero, sino en el Dios providente que sabe cuidar de sus criaturas. La unidad familiar, a imagen de la Trinidad, no debería romperse bajo ningún concepto”.
Pandemia del hedonismo
La señala como la que arrastra a gran parte de la humanidad hacia “falsos paraísos terrenales que en vez de felicidad producen mucho dolor y esclavitud”.
“Abundan cantidad de doctrinas reduccionistas que aseveran que el hombre es solo materia. Negando la existencia del alma, sólo queda en su horizonte la burda satisfacción de los apetitos carnales”.
“El hedonismo es sucio e inmisericorde, al final todo acaba en podredumbre y hastío”.