Entre el océano Pacífico y el océano Atlántico hay una diferencia de altura de unos 20 cm. Algo así como el tamaño de un lápiz.
Y aunque puede parecer una diferencia sutil, tiene grandes implicaciones en la circulación oceánica, en el clima global, la navegación o incluso grandes obras de ingeniería como el Canal de Panamá.
Esto se tiene en cuenta para establecer rutas de barcos, operaciones petroleras en alta mar, pesca, búsqueda y rescate, mecanismos para contrarrestar derrames de petróleo y operaciones marítimas.
Quizá te sorprenda saber que las aguas que bañan Chile, Perú, Ecuador o Colombia son más altas que las de Argentina, Brasil o Uruguay, y es que el océano Pacífico es más alto que el océano Atlántico.
«La altura de mar es un parámetro que se puede estudiar desde el espacio«, le explica a BBC Mundo Susannah Buchan, oceanógrafa y profesora visitante de la Universidad de Concepción, en Chile.
«Con los satélites se puede estudiar la temperatura, la clorofila… Son parámetros que solemos ver desde el espacio para entender distintos procesos físicos que suceden en el océano y que impactan en la biología marina», añade.
Para obtener una visión completa de la topografía marina, además de la red de mareógrafos que determinan el nivel del mar en puntos específicos, los científicos utilizan mediciones satelitales.
Los satélites altimétricos, como el Jason-3 de la NASA y la Agencia Espacial Europea, emiten pulsos de radar hacia la superficie del mar y miden el tiempo que tarda la señal en regresar.
Esta información permite calcular la altura de la superficie oceánica con una precisión de unos pocos centímetros.
Los datos, recolectados durante décadas, permiten crear modelos detallados de la superficie marina, revelando las variaciones de altura a escala global.
Hay una combinación de varios elementos que explican esta diferencia.
Algunos influyen más que otros. Las mareas o la actividad volcánica submarina, por ejemplo, pueden afectar temporalmente la altura del mar.
Pero hay fuerzas que hacen que el desnivel sea permanente. Estas son algunas:
La densidad
El ejemplo más conocido al que acuden los expertos para explicar este fenómeno es el del agua y el aceite. Si ponemos ambos elementos en un vaso, enseguida vemos que el aceite –que es menos denso- flota.
«Es muy simple. El ejemplo del aceite lo muestra, pero si lo trasladamos a lo que sucede en el océano, digamos que en un vaso ponemos agua salada y en el otro agua dulce y conectamos ambos recipientes por abajo con una pequeña manguera», indica Osvaldo Ulloa, director del Instituto Milenio de Oceanografía de Chile y también académico de la Universidad de Concepción.
«Entonces, uno pensaría que el agua salada con el agua dulce se van a encontrar en el punto medio, pero eso no es así. Se van a desplazar ligeramente hacia el agua más dulce, porque se van a compensar las presiones», explica.
Esta densidad, que es la que provoca la diferencia de altura, se debe a la salinidad: el Atlántico es más salado que el Pacífico.
«La verdad es que uno pensaría que como los océanos están conectados, debieran ser al mismo nivel. Pero el Atlántico está más bajo y eso tiene que ver con la densidad. El Atlántico es más denso que el Pacífico. Entonces, las presiones se van a equilibrar en la profundidad. La parte más densa, va a empujar un poquito más a la menos densa».
En este punto, la cadena montañosa que cruza América cobra un especial protagonismo.
«La cordillera de los Andes, la cordillera de la Costa, las Rocosas en América del Norte, generan una barrera que hace que llueva más sobre el océano Pacífico y hace que sea menos salado», indica el experto.
Esta menor salinidad del océano Pacífico contribuye a la diferencia de altura.
«Los últimos estudios muestran que la lluvia es mayor en el Pacífico. La salinidad es una compensación entre lo que se evapora y lo que llueve, o sea, el agua que entra y la que sale», dice.
La temperatura
Otro factor que contribuye a la diferencia en altura es la temperatura del agua, ya que es otra propiedad física que afecta a la densidad.
El agua caliente es menos densa que el agua fría y las diferencias de temperatura entre océanos pueden generar variaciones en el nivel del mar.
El Pacífico tiene una temperatura promedio ligeramente más alta que el Atlántico, lo que lo hace un poco menos denso.
Y recordemos, menos denso significa más alto.
La topografía
La topografía del fondo marino también juega un papel en la distribución del agua y, por lo tanto, en el nivel del mar.
En las zonas más profundas, las fosas oceánicas -como la fosa de las Marianas- descienden a más de 11 kilómetros.
Las montañas submarinas y las cordilleras actúan como obstáculos en el camino del agua en movimiento.
«El océano tiene muchas estructuras internas que en el fondo modulan la vida en el mar. Y entonces, estos cambios en nivel de mar pasan mucho por todos estos procesos oceanográficos», apunta Buchan.
Así es como las cordilleras submarinas, las llanuras abisales y las fosas oceánicas pueden influir en la circulación oceánica y generar variaciones en la altura del mar.
Los patrones de viento
«Específicamente en América Latina somos testigos de otro proceso que tiene que ver con la presión atmosférica y de vientos asociados a la corriente Humboldt, que es una corriente fría», dice la profesora de la Universidad de Concepción.
«Te puedes imaginar que en el Pacífico tenemos básicamente vientos que empujan el agua desde Chile hacia Indonesia. Y eso hace que también entre Chile, Perú e Indonesia, al otro lado, la altura de mar varíe por este proceso de los vientos».
¿Ha cambiado esta altura con el cambio climático y la subida de los niveles del mar?
«Los datos de altimetría con satélites muestran que el aumento del nivel del mar no es simétrico.Por ejemplo, aquí, nosotros que estamos frente a las costas de Chile, prácticamente todavía el mar no ha subido, a diferencia de lo que está pasando en Australia o en el otro lado del Pacífico», cuenta Ulloa.
Y esto se debe, dice, a que el océano se está calentando de una manera distinta, que no es homogénea.
«O sea, cuando hablamos del cambio climático, no podemos pensar que va a afectar igual a todas las regiones. Hay regiones que van a estar más afectadas, y otras menos», dice.
Cómo afecta al Canal de Panamá
La vía navegable más famosa de América también se ve afectada por la diferencia de altura entre el Pacífico y el Atlántico, los dos océanos que conecta a través de su sistema de esclusas que permiten la navegación de los barcos uniendo las dos partes navegables con diferentes niveles.
Si el canal fuera a mar abierto y no contuviera esclusas, es decir, si de alguna manera hubiera una comunicación directa, entonces se formaría una corriente que fluiría del Pacífico -menos denso- al Atlántico.
Al encontrarse crearía una corriente que haría peligrosa la navegación porque «las mareas de ambos lados tendrían fases opuestas en cada costa de Panamá, por lo que, si hubiera un canal a nivel del mar, habría grandes corrientes de marea a través de él», explica el Centro Nacional de Oceanografía de Reino Unido.
«Una analogía, aunque imperfecta porque hay muchos otros factores, es una comparación entre Panamá y el Pasaje de Drake frente al extremo sur de Chile, que tiene un flujo de oeste a este», añade la web del servicio.
«Se necesitan esclusas en el Canal de Panamá porque el canal trepa por las colinas y utiliza lagos de montaña. Por lo tanto, las esclusas serían necesarias incluso si el nivel del mar fuera el mismo en ambos lados«.