El próximo domingo 21 los banilejos celebramos el aniversario mas esperado como son las festividades de la venerada patrona Nuestra Señora de Regla. En tiempos atrás, antes del COVID-19, era la ocasión del año cuando explotaba el entusiasmo de una raza por una veneración, que si bien no es seguida al pie de la letra en cuanto al significado religioso, sirve para aglutinar los buenos deseos de un conglomerado humano forjado en torno a lo que fue una humilde iglesia a finales del siglo XIX.
La historia de los banilejos no puede separarse de su veneración a la Virgen de Regla desde que la imagen llegara a la playa de Agua de la Estancia en los primeros siglos de la colonización con inmigrantes venidos de Cuba y de Las Canarias y guarecida en un humilde bohío.
Siglos más tarde y a finales del siglo XIX dio paso a lo que sería una edificación de mampostería para 1890 después que se reconstruyó luego de haber sido destruida por uno de eso periódicos incendios que consumían al poblado, casi todo de tablas de palma y techados de cana y yagua.
Las tradiciones fueron creciendo y a finales del siglo XIX y para los primeros 40 años del siglo XX dominaba el ambiente festivo que se establecía en la población y en los campos aledaños. Todo era un jolgorio para celebrar las fiestas con mucho colorido que coincidía con el inicio de la cosecha de café que le daba mas brillo a la actividad. Las fiestas se veían engalanadas en esos días junto a la novena de la Virgen de las bellas banilejas que exhibían sus atributos de la hermosura inigualable provocando la admiración en el resto del país con un donaire que brotaba a raudales.
Las fiestas por muchos años se caracterizaron por la presencia cada año de la banda de música del Cuerpo de Bomberos Civiles de la capital, que por una promesa de su histórico director Luis Parahoy, acudía a Baní para amenizar los conciertos, alboradas y desfiles como el de la procesión junto con la virgen de Regla que recorría las calles del pueblo en una compacta muchedumbre que no faltaban los hombres que se confundían con las devotas mujeres, ellas eran desplazadas por los adanes con golpes en el pecho para buscar las cercanías a la venerada imagen. Los tradicionales merengues como música popular animaban el ambiente al final de cada novena durante los nueve días de duración de las mismas. Era la actividad culminante esperada por la enorme multitud que se aglomeraba cada noche frente a la puerta principal de la iglesia con la música popular interpretada alegremente por un conjunto formado por miembros de la sin par banda de música municipal que este año celebra sus 137 años de fundada.
Las patronales de la Virgen de Regla de este año, al igual que el pasado año, están perturbadas por el imparable crecimiento de la temible pandemia que se abate sobre la humanidad. Y en los pueblos que no creen y no respetan las indicaciones sanitarias de las autoridades hace crecer los contagios y produce una hecatombe social con el alarmante número de contagios.