La vida del sargento mayor del Ejército de República Dominicana, Nicolás Severino, no ha sido la misma desde que su casa, ubicada en un recóndito paraje en Hacienda Estrella, Santo Domingo Norte, prácticamente fue sepultada por el agua dejada por la vaguada que incide desde hace una semana y ha afectado diversas zonas del país.
Severino, no sólo perdió los pocos trastes que tenía, sino que además afectó su desvencijada motocicleta, que en algunas ocasiones le sirve de transporte para llegar al Congreso Nacional, donde labora desde hace 13 años.
Pese a esto, Severino, como hombre de fe firme en Jesucristo y amante de la lectura de la Biblia, se aferra a que sus plegarias sean escuchadas por el Todopoderoso, que básicamente están centradas en mejorar su vivienda y conseguir su anhelada pensión en la milicia, a la que ha dedicado 22 años de constante trabajo.
«El varón de Dios», como todos conocen al entusiasta militar que custodia la puerta principal del Congreso Nacional, echa a un lado toda su situación de penurias y precariedades de la vida, para con una sonrisa compartir su sonoro y autoritario «Dios te bendiga», o darle una palabra de aliento a tanto a empleados como a visitantes.
Nicolás Severino, un hombre responsable, de respeto y fiel a su formación como cristiano y hombre de milicia, admite que mas que lo económico, su mayor deseo es que la vida de su joven hijo y su anciana madre tengan el cuidado correspondiente.
En el caso de su hijo, teme que éste pueda ser alcanzado por las malas influencias que pululan en sectores vulnerables como en el que él reside, por lo que su mayor deseo es encaminarlo por el sendero del bien.
Vecinos del militar cuentan con preocupación que este sale a cumplir con su compromiso laboral a las 5 de la mañana y deja a su hijo con la abuela «en las manos de Dios» y no vuelve a saber de él Hasta que regresa entrada la noche. En ese sentido, lugareños manifestaron que uno de los deseos de Severino es «ponerlo en algo», para evitar que el ocio lo lleve a delinquir.
Otro temor
Como todo hombre que forma parte de los cuerpos castrenses en sus palabras subyace ese temor a que «sus superiores se enojen», por lo que siempre sus palabras son muy pocas, sin embargo, la realidad que atraviesa, es un testigo silente que habla mil palabras por segundo.
Severino, se hizo tendencia luego de que un vecino grabara su situación mientras conversando intentaba sacar algo del agua de su vivienda, tras quedar inundada por los fuertes aguaceros que están cayendo en diferentes zonas del país.