Las pequeñas cosas

Las pequeñas cosas

Los grandes acontecimientos, son tan pocos en la vida de una persona que la más famosa diva de Hollywood, la del hermoso rostro iluminado por dos esmeraldas, sólo se pudo casar 8 ó 10 veces. Está por verse si JLo rompe el récord.

Las grandes cosas son tan pocas, que un matrimonio celebra los 25 y los 50 años de casados, por ejemplo.

Son las pequeñas cosas las que alegran la vida, las que hacen más llevadero “este largo camino de aprender a morir” como dijo el poeta cubano.

El nacimiento de cada hijo, la fiesta del bautizo, ver al nietecito de pre primaria llegar a la casa, después de ir al cine, cogido de manos con su “novia”.

Es el recuerdo del primer beso de sus temblorosos labios, ansiosos por compartir la miel de su vida.

Es el recuerdo de la letra del bolero “Llanto de luna” rescatada en un aleteo de sonrisas de la memoria.

Cierto, algunas pequeñas cosas son pequeñas cosas grandes.

En uno de los primeros viajes de Hipólito, cuando iniciaba la busca de los votos para ganar la Candidatura Presidencial del Partido Revolucionario Dominicano, le sorprendió agradablemente que un hombre del pueblo recitó una tras otra las obras que había ejecutado el gobierno del Presidente Mejía en aquel municipio.

El hombre habló de un puente que conectaba una y otra sección, que ahora sacaba sus frutos y frutas al mercado sin tener que vadear el río, del anexo a la escuela que permitió la inscripción de 500 nuevos alumnos, la construcción y establecimiento de un dispensario de salud atendido por tres médicos que se rotaban, la construcción y reconstrucción de todos los caminos vecinales de la provincia, la construcción y reparación de 800 viviendas.

Esas obras, que no se ven, cuyo relumbrón no existe, son las que necesitan los pueblos para vivir mejor.

El gobierno de Hipólito construyó, en cuatro años, más viviendas que las edificadas durante los 20 años de las administraciones de Joaquín Balaguer, terminó todas las obras inconclusas que dejó la infame administración de Leonel Fernández, Danilo y el PLD y emprendió otras muy importantes para los pueblos.

De punta a punta de la República el gobierno de Hipólito Mejía construyó, resolvió, solucionó el problema fundamental de cada comunidad del país.

Esa acción de gobierno tenía y tiene una filosofía perredeísta: primero la gente.

Está pendiente resolver de manera definitiva el problema de las inundaciones de calles, sectores, pueblos. Hay que terminar con la angustia que representa ver un nublado y pensar que el agua no es buena para una y otra familia dominicana.

Esas son las pequeñas obras.

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