Las perras de la calle

Las perras de la calle

CHIQUI VICIOSO
Entre los días 14 y 16 de marzo se realizo en Washington una reunión del Caribe para desarrollar una estrategia regional contra el tráfico y la trata de personas. Auspiciada por la Comisión Interamericana de Mujeres; el Departamento anti-Trafico y Trata de la OEA y Organización Internacional para las Migraciones (OIM), el evento reunión a gobernadores, directores de ONG´s, iglesias, autoridades migratorias y policiales de Bahamas, Barbados, Guyana, Jamaica, las Antillas Holandesas (incluyendo San Martín, Curazao y Aruba), Santa Lucia, Haití y Suriname, así como a representantes de los reinos de Holanda e Inglaterra.

La República Dominicana, en la persona de quien escribe, fue invitada como ejemplo de buenas practicas, dada su legislación contra la trata, una de las más avanzadas del continente, el trabajo realizado en Cancillería con la capacitación consular, y los enjuiciamientos que se están realizando contra traficantes.

En el evento se pusieron a circular dos estudios: una evaluación exploratoria del trafico de personas en la región caribella, y una revisión de las leyes existentes sobre trafico de mujeres y nov, precedida de una ardiente discusión sobre la dimensión del problema en las islas y sobre si los Estados Unidos tiene derecho a clasificar nuestros países, estigmatizándolos con categorías que afectan nuestra imagen mundial. Empero, si esta discusión me resulto interesante, por los rezagos de dignidad patria que evidenciaban las delegaciones, lo que mas me llamo la atención fueron los informes de cada país y los datos sobre la creciente presencia de mujeres dominicanas, las cuales, sin ayuda ni orientación de nadie sobreviven en los barrios mas pobres de sus ciudades.

En Antigua y Barbuda, un país de tránsito hacia St. Kitts y otras islas, residen unos diez mil dominicanos, tres mil de los cuales tienen pasaporte nacional dado que son descendientes de trabajadores del azúcar que vinieron a nuestro país en la década del cincuenta. El resto tiene problemas de «papeles» que deben venir a resolver aquí porque no hay representación consular dominicana en esa isla. Permanentemente reciben «girls» para el trabajo doméstico y como bailarinas, de las cuales han deportado unas cincuenta y cinco.

Bahamas, con veinte puertos de entrada y cinco millones de turistas al ano, recibe mujeres traficadas fundamentalmente del Perú y de Jamaica, y comienza a recibir dominicanas, lo que ha provocado que endurezca sus leyes contra la asistencia a victimas de trafico; En Belice, el país mas pequeño de Centro América, cohabitaban ocho razas en aparente armonía hasta que llego el alud de mexicanos, los cuales constituyen hoy el 73% de la población. Es un país en tránsito a Estados Unidos y México y reporta pocos casos de mujeres dominicanas, pero ya están llegando; Grenada, otro país de tránsito, apenas tiene cien mil habitantes y problemas de frontera abierta con Venezuela, Brasil, y Surinam, por donde se cuela el trafico de drogas, la minería ilegal y el de personas. Como país reporta todavía una baja presencia de dominicanas, quienes mayormente pasan en tránsito a otras naciones.

En Jamaica, con una población de 2.6 millones de personas y 45% de las familias lidereadas por madres solteras, el tráfico ha sido de hindúes y chinos, y su problema es el tráfico de niños para el trabajo forzado. Allá también se reporta la presencia en aumento de dominicanas, las cuales ostentan las peores condiciones de pobreza de su país. Empero, si las dominicanas apenas se dejan sentir en esas islas, en San Martín su presencia es apabullante. Con una población cien mil habitantes y un millón de turistas al año, las dominicanas son aproximadamente unas dos mil, lo cual obligó al hermano país a exigir visado y a aumentar las penalidades a traficantes. De Curazao y Aruba, donde hay una presencia masiva de dominicanas, quedaron de enviarme los datos exactos del número de compatriotas en sus islas.

Ni Santa Lucia, ni San Vicente y las Grenadines reportaron grandes grupos de dominicanas, aunque han deportado una veintena en tráfico hacia la isla de Mustique, por lo que también han puesto una restricción a las visas de dominicanos. Barbados, con ingreso per cápita más alto de la región, recibe mujeres fundamentalmente de las Guyanas (incluyendo dominicanas) y de Europa del Este. En el evento informaron que hay una colonia dominicana importante en la Guyana francesa, donde hay más de 300 mujeres dominicanas ejerciendo la prostitución y manejadas (¡Oh ironías!) por «chulos» haitianos.

«¿Qué pasa con las mujeres vuestras?», preguntó con franqueza la delegada de Surinam, quien reporta que allá viven unas 1,500 dominicanas que son «the dogs in the streets» porque a nadie le importan ni nadie trabaja con ellas, las orienta o defiende.

¿Qué pasa con las mujeres dominicanas, en esta era de la globalización donde lo lógico es que exista un pasaporte unificado para todo El Caribe y la gente pueda (como el capital) moverse con libertad de una isla a otra?

De eso hablaremos en el próximo artículo.

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