El año que se avecina, antesala de la contienda electoral del 2020, se perfila como un periodo de grandes definiciones y confrontaciones políticas que influirán económicamente en los distintos sectores de la población que se abstienen de realizar grandes inversiones en espera de señales de garantía a sus capitales.
El debate político se incrementará y los movimientos y agrupaciones opositoras tendrán que ponerse las pilas frente a un gobierno que, pese a la reciente Ley de Partidos, se servirá con la cuchara grande a la hora de arreciar la campaña a favor del candidato oficialista.
La economía, como ya es costumbre, seguirá creciendo en los números del Banco Central, pero la clase trabajadora seguirá recibiendo salarios de miseria y muchos medianos y pequeños negocios continuarán cerrando sus puertas pese a la proclamada bonanza económica.
En contraposición, la clase política seguirá aumentando su fortuna y aferrada a los cargos públicos, fuente común de enriquecimiento ilícito sin consecuencias, aunque a veces, selectivamente, se hagan montajes judiciales que con el tiempo se van esfumando.
El gobierno continuará en su irresponsable carrera de endeudamiento apoyado por un congreso que de manera servil aprueba todos los préstamos y bonos que sugiere la Presidencia, ignorando las advertencias de los economistas independientes.
Ese es el panorama que se vislumbra para el 2019 y confieso que me gustaría tener una perspectiva diferente del mismo, pero la realidad es cruel y se impone sin que se vean señales, desde el gobierno, de que la situación pueda cambiar a favor del pueblo.
No obstante, a pesar de lo señalado, les deseo mucha salud y prosperidad junto a sus familias, en el 2019.