Las piedras en los zapatos de Hillary Clinton

Las piedras en los zapatos de Hillary Clinton

WASHINGTON. Hillary Clinton no renuncia a la ilusión de convertirse el próximo año en la primera mujer presidente de Estados Unidos, pero su pasado incluye capítulos poco claros que podrían perjudicar de forma directa su campaña.

Estos son algunas de las piedras que Hillary lleva en los zapatos, y podrán hacer que la caminata sea más ardua de lo esperado.

– El escándalo Lewinsky – Las indiscreciones sexuales del expresidente Bill Clinton ya son conocidas y durante años fueron un problema para la pareja estrella del Partido Demócrata. Primero fue una empleada, Paula Jones, quien procesó a Clinton por acoso.

El presidente, en un testimonio de 1998, también admitió relaciones íntimas con una reportera, Gennifer Flowers, aunque un año antes había asegurado (sentado junto a Hillary en un programa de TV) que ese romance con Flowers nunca había existido.

Pero el escándalo explosivo fue la relación que Bill mantuvo con una empleada temporaria de la Casa Blanca, Mónica Lewinsky.

El caso desató en 1998 un pedido de juicio político contra Clinton en la Cámara de Representantes por los cargos de perjurio y obstrucción de una investigación federal.

El presidente fue salvado por la campana gracias a un voto del Senado, pero el escándalo dejó una cicatriz que seguramente será reabierta en los próximos 18 meses.

– Whitewater – El estado de Arkansas ha dado una de cal y una de arena para los Clinton. Lanzaron allí su dinastía política, pero también fue el escenario de un escándalo de especulación inmobiliaria cuando Bill era el gobernador.

Bill y Hillary se sumaron a Jim y Susan McDougal en una empresa llamada Whitewater Development Corporation, que se hundió en la década de 1980. En medio de disputas por préstamos, negocios oscuros y acusaciones de fraude, los McDougal terminaron en la cárcel. Los Clinton nunca fueron procesados, pero el nombre Whitewater desata reacciones inmediatas entre los conservadores.

– Muchacha rica, muchacha pobre – Por cualquier criterio que se considere, los Clinton son ricos, pero eso no ha sido siempre así. En Arkansas vivieron en una relativa modestia. Aunque su suerte cambió en Washington, Hillary aseguró el año pasado a una red de televisión que la pareja estaba que «bancarrota» cuando dejaron la Casa Blanca.

Esto, efectivamente, estaba ligado a las gigantescas cuentas por servicios legales que Bill Clinton debió pagar para salvarse del escándalo con Monica Lewinsky.

Sin embargo, los Clinton compraron una casa de 1,7 millón de dólares en Chappaqua, Nueva York, en 1999, y un año más tarde, una casa de siete dormitorios en Washington por 2,85 millones de dólares. Bill y Hillary ganaron millones de dólares ofreciendo conferencias desde entonces, y Hillary admitió el año pasado que la vida le ofreció increíbles oportunidades.

– Bengasi – Posiblemente el mayor fracaso de Hillary como jefa de la diplomacia fue la respuesta a los ataques contra la representación de Estados Unidos en la ciudad libia de Bengasi, el 11 de septiembre de 2012, que dejó cuatro muertos (inclusive el embajador).

Los republicanos insisten en que ella no hizo todo lo que pudo, y acusan a la actual administración de buscar minimizar lo ocurrido.

Pero lo que permanecerá vivo en la campaña para 2016 será la respuesta que Hillary dio cuando legisladores republicanos la interrogaron en 2013 sobre las causas de ese ataque. «¿Y qué diferencia eso hace ahora?», respondió Clinton, en una frase que hasta ahora retumba en los corredores del Congreso.

Para complicar aún más la situación, una comisión investigadora de la Cámara de Representantes descubrió en marzo que, en los cuatro años en que actuó como secretaria de Estado (2009-2013), Clinton eludió reglamentos federales y utilizó exclusivamente un proveedor privado de correo electrónico. Esos miles de mensajes fueron mantenidos en un servidor privado.

Clinton se negó a que fuera examinado por el inspector general del Departamento de Estado, como reclamaban los republicanos, que sospechan que algunos de los mensajes borrados tuvieran que ver con su desempeño en el cargo.

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