TEÓFILO QUICO TABAR
Faltando alrededor de 15 meses para las elecciones presidenciales e iniciado el proceso de escogencia de candidatos, ya se escuchan opiniones referentes a lo que pudiera motivar a la gente común y corriente que constituye la mayoría del país a inclinarse por uno u otro candidato, partiendo de que para ganar unas elecciones, se necesitan no solo los votos de los partidos que los postulen, sino de muchos otros votos pertenecientes a los que no forman parte de ninguna organización, así como de ciudadanos de otros partidos que por alguna razón han perdido la fe en los suyos.

Sin el apoyo total de los militantes y simpatizantes del partido a que pertenezca un candidato, es difícil que gane, pero solo con los votos del partido que lo postule, por más fuerte que éste sea, es difícil que pueda ganar, con el sistema de primera y segunda vuelta. Esto quiere decir que los candidatos y los partidos necesitan concitar simpatías más allá de sus parcelas. Requieren ampliar su abanico y buscar apoyo extra partidario o agenciarse votos en aquellos que sin estar alineados, son determinantes en casi todos los procesos.

Como la globalización ha exterminado casi todos los vestigios ideológicos, doctrinarios y hasta programáticos, hoy día las diferencias entre los partidos son cada vez más simples. Sus planteamientos más parecidos y sus conductas menos distantes. Entonces, cuáles aspectos pueden influir para que los no alineados se inclinen a favor de uno o de otro.

La diferencia estará marcada por la cotidianidad. La determinará la situación anímica y económica de la gente, así como de la percepción que tenga de las posibilidades reales de un candidato. Las dificultades, el desencanto, la amargura, el desempleo, el costo de la vida, la inseguridad, la electricidad, así como por muchos otros aspectos que inciden diariamente en la vida de los dominicanos, que para unos no tienen mucha importancia pero para otros representan parte de su vida, marcará la distancia.

Influirá también lo que los que están en el poder puedan hacer o decir, a pesar de que, contrario a lo que algunos piensan, la capacidad de convencimiento de los que están arriba es mucho menor que los que están en la oposición. La gente tiene cada vez más tendencia a dudar de las promesas de los que están arriba. Pueden dejarse llevar por los encantos de los que están abajo, pero son más exigentes con los que gobiernan.

No basta solamente que un candidato ofrezca mucho, porque los otros también ofrecen más. Todos han ofrecido mucho y no necesariamente ha sido factor determinante de triunfo. El asunto está en la percepción, repito, que tenga la gente de que tal o cual candidato puedan ganar y convertir en realidad esas ofertas. Dependerá mucho de la capacidad de convencimiento del candidato. Los discursos son importantes, pero hoy día no son suficientes, pues el pragmatismo, el concepto de que política es solo oportunidad, y de que solo se hace lo que conviene, ha castrado en gran medida los idealismos y la mística.

Como ya no hay grandes diferencias ideológicas o programáticas entre los partidos, los discursos de los candidatos a fin de cuentas no son tan diferentes, sino que sus contenidos van a parar prácticamente a señalar los mismos problemas con objetivos parecidos. Es por eso, que el llamado discurso, de por sí, ya no es el arma principal. Sean más elocuentes los discursos de unos que los de otros, las posibilidades de los candidatos tienen que ir acompañadas por otros aspectos que para la mayoría se ha ido reduciendo a percepción de posibilidades.

Hay aspectos que inciden en que la gente se incline por uno de los candidatos, que para algunos resulta inexplicable. Otros son simplemente coyunturales, aunque también y tal vez importante, por la oportunidad con que se hacen y dicen las cosas. El sexto sentido que acompaña a los dominicanos es inmenso. Un sexto sentido capaz de ver a través de un cristal mágico. Capaz de interpretar el que tiene y el que no tiene posibilidades de triunfo por encima de la historia o cualidades que pudieran acompañar a otros candidatos. Continuaremos.
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