Las posibles estrategias de Fernández, Medina y el PRD

Las posibles estrategias de Fernández, Medina y el PRD

Leonel Fernández antes de las elecciones nacionales tuvo la disyuntiva de si dejar pasar a Mejía como candidato opositor, o en su defecto apoyar al candidato de su partido, el PLD, a sabiendas de que una vez Danilo Medina fuera el presidente de la República su liderazgo podría disminuir considerablemente.

 Finalmente, por diversas razones, Fernández decidió apoyar a Medina aunque colocándole a su esposa como vicepresidenta, con la finalidad de evitar que Medina fuera más allá de lo acordado entre ellos y así mantener el statu quo de los funcionarios y dirigentes que lo apoyaron.

 Y por si fuera poco, decidió establecer un vínculo político-comercial más estrecho con un grupito de “institucionalizados” del PRD para neutralizar al partido más importante de oposición, e impedir que Medina haga grandes cambios en la línea de gobernar ya establecida por él y de ese modo, mantener su hegemonía política. 

 Esta última opción está por verse, dado el comportamiento histórico de los mandatarios, de que sustituyen al anterior, pues se ha visto que ellos tratan de imponer sus reglas y estilo, muchas veces destruyendo a su predecesor o simplemente eclipsándolo.

Otra posibilidad remota de Fernández en el esfuerzo por someter al PRD es la creación de un estado de confrontación interna en ese partido, con el objetivo de crearle problemas al nuevo gobernante, para que la población lo recuerde como el único capaz de conducir al país sin problema de gobernabilidad, como sucedió cuando era presidente.

 En lo que respecta a Medina, éste tiene dos opciones bien determinadas: “continuar lo que está bien” desde el punto de vista de la línea política de Fernández, con el fin de ganar tiempo y fortaleza hasta que decida o no cambiar el rumbo de acuerdo a las circunstancias sobre la marcha, o por el contrario, tratar de llegar a acuerdos políticos con la dirigencia del PRD, reconociendo al nuevo presidente de la institución, y haciendo compromisos para aprobar la Ley de Partidos Políticos, modificar la composición de la Junta Central Electoral y otros puntos a discutir, que hagan posible la gobernabilidad de su gestión. Esto último necesariamente debe ir acompañado de limpiar la imagen de un nuevo gobierno, sustituyendo a la mayoría de los funcionarios y a todos a quienes el rumor público sindica como corruptos.

Por otra parte la nueva dirección del PRD, que hasta el momento se ha comportado a la altura de lo esperado, respetando cada uno de los articulados de sus estatutos, sin estridencias, a pesar de que el local principal del PRD está cerrado inconsultamente por el presidente suspendido, en momentos que se necesita al partido en actividad continua.

Se deberá iniciar cuantas reuniones sean necesarias para reorganizar al partido en cuanto al establecimiento de un programa de oposición verdadera y convincente frente a la población que le dio apoyo mayoritario en las recién celebradas elecciones, y que confía que con su modernización y establecimiento de una verdadera política de oposición coherente con los problemas más acuciantes de la sociedad, deberá mantenerse demandando un mejor gobierno para las mayorías dentro de la legalidad,  sobretodo en el área de las políticas sociales que tanto necesita la nación.

 Apoyemos al nuevo presidente del PRD y su actual dirigencia, para que puedan conducir al principal partido del país y de la oposición a la creación de un frente nacional contra la dictadura que pretende establecer el PLD.

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