La cercanía de las elecciones primarias para elegir a los candidatos para los cargos de elección popular, ha generado un escarceo con declaraciones y propuestas diversas, algunas de las cuales buscando consensos que obviarían las propias elecciones con vistas a evitar conflictos y gastos que supuestamente limitarían las posibilidades para salir airosos en las elecciones generales del 2020.
En realidad, esas declaraciones y propuestas son manifestaciones de la diversidad de criterios propios de una institución democrática y no tienen nada de malo ni de bueno de por sí. Solo que nadie debe evitar que otros militantes y dirigentes puedan postularse como precandidatos a cualesquiera de las posiciones a la que aspiren.
Es cierto que los procesos comiciales generan gastos y fricciones que pueden crear dificultades; pero al mismo tiempo estos pugilatos y rivalidades despiertan interés y aumentan la participación social en pro las candidaturas y las posiciones en favor del partido. Por eso puede decirse que los eventos competitivos son positivos porque estimulan la militancia y el sentido de pertenencia en las banderías que las organizan. Es decir, que las competencias democráticas son como las lluvias, que pagan con creces los daños que pueden generar.
Es el PRM, ya ha sido demostrado que las diferencias en su liderazgo, que existen, no han impedido que las decisiones de las mayorías sean reconocidas por los representantes de otras facciones, como han sido los casos de la candidatura presidencial en el 2016, la elección de las autoridades principales del partido en el 2018 y el uso del padrón cerrado en las primarias en 2019, aceptado en armonía entre los principales actores, lo mismo que para agilizar y hacer más espontánea la inscripción de nuevos militantes.
Es cierto que todavía hay un largo trecho por recorrer para democratizar realmente los procesos electorales en el país, incluyendo en el PRM, pero se está en el camino correcto, tratando de incorporar nuevas figuras de reconocida solvencia moral e intelectual, que enriquecerán la vida política dominicana y alejando el caudillismo. Hay que tener en cuenta que la tradición no ayuda y que los líderes quieran crear expectativas acerca de ellos para no sentirse abandonados. En el caso del PLD, la pugna luce haberse desbordado ante la desfachatez exhibida por hacer valer intereses a base del dinero y al total irrespeto a la institucionalidad del país.
Por de pronto el 20% de las reservas debe usarse estrictamente para los aliados y para dirigentes del partido que por sus funciones o capacidad técnica o identidad ideológica reconocida, deben ser incluidos porque no respondan a intereses vinculados a una demarcación específica.
Ofrecer cargos de la reserva a otros compañeros y mucho menos tomar la mayoría de las candidaturas congresionales sería un error político pues esto generaría conflictos y división, además que luciría como una burla al objeto mismo de las primarias, que es evitar que las cúpulas partidarias se repartan los cargos al margen de la militancia, barrilitos aparte.
Estas jornadas que se inician en el mes de junio serán definitorias para el futuro político, de la República Dominicana.