Las preferencias sobre vehículos

Las preferencias sobre vehículos

Era un joven peatón cuando escuché a un destacado escritor hablar sobre las desventajas de poseer un vehículo automático.

– Debí haber comprado uno de cambios, porque son más resistentes y duran más. También consumen menos gasolina, y cuando se niegan a continuar la marcha sólo tienes que empujarlo unos metros y la mayoría de las veces arranca de nuevo. Ah, las piezas de los automóviles mecánicos son mas baratas; otra ventaja es que desarrollan mayor velocidad, lo que te puede salvar la vida si te persiguen para matarte.

La disertación del intelectual se produjo en la década del cincuenta, y se grabó con tal fuerza en mi mente que desde que adquirí mi primer automóvil en el año 1970 me incliné por los de cambios.

Una mañana sufría los rigores de un sol candente en mi carrito sin aire acondicionado, cuando vi al escritor manejando un confortable automóvil automático, cuyas puertas estaban  cerradas para el disfrute de la atmósfera refrigerada.

Intrigado por el cambio,  llamé por teléfono al intelectual,  y se echó a reír cuando le hablé sobre el tema.

– La humanidad camina hacia adelante en lo relacionado con el confort. Es muy bueno meterle sólo un cambio a tu carro, y verlo devorar kilómetros mientras contemplas la vida girando a tu alrededor. Eso se traduce en menor cansancio, y por ende mayor salud, porque es sabido que el estrés mata, Habló sin pausa, y volví a escuchar su estruendosa risotada, precediendo la continuación de su discurso.

-Mi esposa produce más dinero que yo como abogada exitosa, y se desplaza en vehículos de lujo mientras yo lo hacía en cacharros modestos. Algunos amigos me calificaron de hombre con menor carga de aspiraciones que su compañera, lo que desde la óptica de un machazo criollo es un pecado mortal.

Hizo una pausa para aclarar la garganta, pero retomó su monólogo cuando me disponía a emitir mi opinión.

-Mido seis pies, y tenía que convertirme en contorsionista de circo para meterme en mis anteriores minicarros, mientras ahora lo hago fácilmente en mi nuevo vehículo;  me enteré que me van a trasladar al departamento de compras de la secretaría donde laboro, y cuando me vean en este automóvil tumba hembras  no podrán decir que lo compré con el cobro de comisiones. El dinero por ese concepto lo dedicaré a otras cosas. Nos vemos.

Violando elementales reglas de urbanidad, cortó la comunicación.

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