Las prioridades de Cotuí

Las prioridades de Cotuí

Cotuí es uno de los pueblos más antiguos de la isla de Santo Domingo, la historia registra que fue fundado a principio del siglo XVI por los colonizadores españoles; aunque en el lugar ya habitaban indígenas antes de la llegada de los europeos. Perteneció al Cacicazgo de Maguá, a la provincia de La Vega, luego a la provincia Duarte, hasta el año 1952, cuando se fundó la provincia Sánchez Ramírez.

El desarrollo de Cotuí no tiene mucho que ver con su longevidad como pueblo, quizás su avance marcha más a la par con las estáticas manecillas del reloj en el campanario de la Parroquia Inmaculada Concepción. Aunque en teoría Cotuí es la capital de una provincia, en la práctica es otra cosa, de hecho, parece distante de serlo.

Para las diligencias más básicas que un ciudadano necesite realizar, tendría que salir de Cotuí, veamos: legalizar un acta de nacimiento, sacar licencia de conducir, pagar impuestos a la DGII o incluso para reclamar alguna avería a las compañías telefónicas; los cotuisanos deben trasladarse a San Francisco de Macorís, La vega o la capital.

Los recursos provenientes de la explotación minera por Barrick Gold, no llegan al 5 por ciento que establece la ley, pero tampoco el porcentaje que recibe está siendo ejecutado en base a un plan que permita el desarrollo de sus munícipes. El Fondo Minero Sánchez Ramírez (Fomisar), es la entidad que de acuerdo a la ley No. 91-05 administra esos recursos, pero su desempeño ha llevado hasta los regidores a reclamar la necesidad de una auditoría ante la Cámara de Cuentas.

La labor de los congresistas de Sánchez Ramírez deja mucho que desear, el senador Félix Vásquez es uno de los menos productivos con apenas 14 iniciativas sometidas hasta agosto de 2018, mientras que la gestión municipal encabezada por la alcaldesa Teresa Ynoa, está marcada por la falta priorización, de transparencia (ver pág. de la alcaldía) y entregas de obras a ingenieros allegados al PLD.

La colocación del ayuntamiento de Cotuí en el puesto 19 y una calificación de 78 dentro del programa de monitoreo Sismap municipal, tiene a las autoridades celebrando al mismo tiempo en que la población reclama por obras elementales y servicios básicos.
Una clara evidencia de la falta de planificación y priorización por parte de las autoridades; es la demolición del Parque Duarte, obra con apenas 4 años de remodelada y que se encontraba en perfecto estado.

Agua: A pesar de que Cotuí cuenta con el lago artificial más grande de Las Antillas, La Presa de Hatillo, no tiene un acueducto capaz de garantizar la demanda, hay sectores donde el preciado líquido tarda meses en llegar.

Trabajo: Las fuentes de empleos son escasas, su única zona franca ha estado cerrada durante años y los jóvenes migran masivamente a las ciudades donde tienen la oportunidad de conseguir trabajo.

Cloaca: Algunos barrios están siendo asfaltados pero no se ha construido un sistema cloacal previo a echar asfalto, situación que sigue dando lugar a la proliferación de pozos negros en los patios. Por las tierras de este municipio corren las aguas negras de 19 kilómetros de cañada a cielo abierto que hace unos meses se tragaron a una niña mientras llovía.

Mercado municipal y un cementerio: La remodelación del mercado municipal, al igual que la compra de los terrenos para un nuevo cementerio, han sido anunciadas en varias ocasiones, pero no terminan de concretarse.

Recogida de basura: Quien transita por el centro de la ciudad podría creer que el problema de la recogida de basura está resuelto, pero si van a los barrios periféricos, se darán cuenta que los camiones de la alcaldía pasan cada 8 días.

Extensión de la UASD: Los estudiantes universitarios que viajan al CURNE y a otras universidades de San Francisco de Macorís, han clamado durante años una extensión de la UASD, pero sus voces no han encontrado dolientes.

Con frecuencia las autoridades se nublan en sus propios egos, se rodean de aduladores, no escuchan al pueblo, no planifican, ni priorizan, pero siempre será nuestro deber como ciudadanos hacerle saber cuáles son las prioridades de nuestras comunidades.