Resulta imposible pensar en una economía sin PYMES. Las pequeñas y medianas empresas representan más del 90 % de la totalidad de las empresas en el país. Aportando al PIB cerca del 40 % y aportando también más de 2 millones de puestos de trabajo.
Las empresas medianas se consideran aquellas con ventas brutas máximas de 200 millones anuales, las pequeñas hasta 54 millones y micro hasta los 10 millones.
Según datos de la superintendencia de bancos de nuestro país, cerca del 60 % de los prestamos van dirigidos a las grandes empresas, mientras que las PYMES aun teniendo un mayor costo en las tasas de interés tienen un menor acceso al crédito. Esto hace que el financiamiento de sus operaciones sea mucho mayor. Lo que representa un mayor nivel de desigualdad para el crecimiento y un mayor nivel de riesgo de operación.
Nuestra economía ha mantenido un franco crecimiento desde hace ya varias décadas. Esto ha ido de la mano con el crecimiento de PYMES en los diferentes sectores. Por lo que resulta indispensable que sus necesidades sean atendidas a fin de garantizar su crecimiento y subsistencia.
Los principales obstáculos que enfrentan las PYMES son: difícil acceso al crédito, altas tasas de interés, carga impositiva elevada, pasivos laborales, falta de organización y plan de negocios.
En momento de pensar en reformas es fundamental garantizar el desarrollo y sostenibilidad de las Pymes. Aumentado su por probabilidad de éxito en el sector que se desenvuelven, promoviendo el acceso a capital y asistencia de la gestión empresarial para alcanzar el desarrollo.
Las empresas más grandes del mundo comenzaron siendo pequeñas. El objetivo de toda PYME es llegar a ser grande, sin la ayuda e incentivos necesarios resulta imposible alcanzar este objetivo.