Las recesiones y los ciclos económicos: impacto y reflexiones

Las recesiones y los ciclos económicos: impacto y reflexiones

Julio E. Diaz Sosa



Hace unos años, mientras cursaba mis estudios de posgrado en Johns Hopkins University, mi profesor de teoría macroeconómica y funcionario de la Reserva Federal de los Estados Unidos, John Driscoll, dijo lo siguiente durante una de sus cátedras: «Los economistas no somos muy buenos pronosticando recesiones, pero sí somos muy buenos ofreciendo soluciones cuando ocurren. Y es mucho mejor que sea así, porque casi ya no ocurren».

En realidad, lo que expresó el profesor Driscoll en su momento se ha hecho más evidente: el sistema económico mundial ha alcanzado mayor estabilidad, lo que ha reducido el tiempo que las economías, en términos generales, pasan en ciclos recesivos. Así lo demuestra una investigación reciente realizada por la Oficina Nacional de Investigación Económica (NBER, por sus siglas en inglés), con sede en Washington, D.C., que analiza los meses que la economía estadounidense ha pasado en recesión desde el año 1870.

Durante el período 1870-1899, la economía estadounidense pasó 179 meses en recesión. Vale la pena destacar que Estados Unidos estuvo en recesión desde octubre de 1873 hasta marzo de 1879, un total de cinco años y cinco meses. Durante este período, la economía estadounidense se contrajo un 33.6%. Hasta la fecha, sigue siendo la recesión más larga registrada en la historia. A esto le siguieron otros cuatro períodos de recesión, sumando un total de 161 meses, o más de 13 años de contracción económica entre 1873 y 1896. En dicha época, el PIB real estadounidense se contrajo un 165.6%, de acuerdo con los datos de la NBER.

De manera similar, para el período 1900-1929, la economía estadounidense permaneció 152 meses en recesión; entre 1930-1959, 88 meses; de 1960-1989, 59 meses; y finalmente, desde 1990 hasta 2023, tan solo 36 meses. Como se puede observar, las recesiones económicas son cada vez menos frecuentes en la economía estadounidense y, en gran parte del mundo, se observa una tendencia similar. Sin embargo, además de la estabilidad del sistema económico, la pregunta en cuestión aquí sería: ¿cuáles son las razones principales detrás de este fenómeno?

Razones detrás de la estabilidad económica

Después de la Segunda Guerra Mundial, hemos tenido un sistema de gobernanza global más robusto, que, a pesar de sus imperfecciones, ha proporcionado mayor estabilidad geopolítica. Esto ha reducido significativamente los conflictos globales a gran escala, como las guerras mundiales, y, en consecuencia, ha contribuido a una mayor estabilidad económica y financiera a nivel global.

Otro elemento fundamental para evitar ciclos recesivos más prolongados ha sido, sin duda, el cambio del patrón oro a un sistema completamente elástico de dinero fiduciario en 1971. El patrón oro funciona vinculando la moneda fiduciaria a un activo fijo y tangible cuya oferta no puede expandirse: el oro. Esto reduce las probabilidades de una rápida expansión y/o devaluación de la moneda fiduciaria a lo largo del tiempo. Sin embargo, la contrapartida del patrón oro es que no permite una rápida expansión de la oferta monetaria cuando se necesita, como en casos de estabilización económica durante recesiones, lo que termina generando ciclos económicos más volátiles y períodos más prolongados de recesión.

Desde entonces, la estabilidad del sistema financiero internacional ha estado a merced del capital financiero, lo que ha sido una de las principales razones de las graves crisis financieras que ha vivido el sistema capitalista en las últimas cuatro décadas. Una de las razones por las cuales los bancos centrales del mundo no quieren regresar al patrón oro es el desbalance existente que dificulta sanear el sistema financiero internacional. Además, muchos hacedores de políticas públicas evitan siquiera mencionar la palabra «recesión» para no enfrentar costos políticos elevados, lo que ha generado un abuso del sistema y la creación de grandes burbujas financieras.

El impacto de la política monetaria expansiva

Desde 2009, los principales bancos centrales del mundo han adoptado políticas monetarias expansivas, como el alivio cuantitativo (Quantitative Easing), para compensar la ausencia de estímulos fiscales lo suficientemente amplios para reactivar la economía. Este enfoque ha provocado un desbalance significativo. En el caso de Estados Unidos, la Reserva Federal enfrenta un desbalance en su balance de US$ 6.9 billones, que ha intentado normalizar, pero no a la velocidad esperada. Este retraso podría resultar crítico en caso de una nueva crisis financiera.

Todo este entramado monetario ha sido posible gracias a la ausencia del patrón oro, ya que, con su vigencia, la oferta monetaria sería real y no una ilusión como la actual. Por ejemplo, si consideramos las cuatro economías más grandes del mundo (Estados Unidos, China, la Unión Europea y Japón), la oferta monetaria M1 asciende aproximadamente a US$ 39.5 billones. Si el 40% de esta oferta estuviera respaldada por oro, sería necesario un respaldo de US$ 15.8 billones, mientras que las reservas oficiales de oro actuales son de 36,699 toneladas. Esto implicaría un precio por onza de oro cercano a US$ 15,000. El problema no radica en la escasez de oro, sino en el desajuste monetario existente y en la falta de una valoración adecuada del oro.

Conclusión

La solución más adecuada para lograr estabilidad en el sistema financiero podría ser un regreso al patrón oro, permitiendo que los precios de la economía, incluidos los activos financieros, reflejen una realidad objetiva. Suprimir los ciclos económicos naturales tiene efectos secundarios graves, como una rápida disminución de los niveles de productividad. Por lo tanto, las recesiones deberían formar parte de los ciclos económicos estándar, permitiendo que el sistema se «limpie» y reinicie con mayor fortaleza.

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