Las reformas constitucionales

Las reformas constitucionales

En toda sociedad, por bien estructurada que esté, siempre existe el riesgo que desagüe compulsivamente sus frustraciones. Entre las múltiples causas, según cuál sea el criterio de los políticos: las zancadillas, el descrédito mutuo de acusaciones de corrupción y la lucha por cazar a los adversarios y, por qué no, decirlo también, los golpes bajos. Todo esto produce un tinglado que termina por accionar las pretensiones de modificar la Constitución, para adecuarla a los intereses de quienes poseen la fuerza del poder pensando equivocadamente que así se roban el poder por muchos años. Esto es un error, como sucede en nuestro país, donde existe una ruptura entre la sociedad y el mundo político, lo cual quedó demostrado con los resultados de las dos últimas elecciones, que nos dice que el dominicano solo se moviliza en contra de algo especial, pero nunca lo hace a favor de algo. El desafío de los años próximos será encontrar o buscar razones favorables que motiven a los ciudadanos a comprometerse política y electoralmente, ya que nosotros no tenemos partidos ni de derecha ni de izquierda y necesitamos encaminarnos hacia una eficacia de las instituciones si queremos verdaderamente desarrollarnos. Es decir, es imprescindible buscar buenos gestores que tengan un buen proyecto político. Hoy, requerimos proyectos que tengan buen sentido. La etapa de las utopías quedaron atrás. El gran desafío que tiene el gobierno actual es que todas las reformas y esfuerzos que se hagan, tengan un buen sentido, es decir, descentralización, fiscalidad, protección a la niñez y a la vejez, mejores pensiones y crear un Estado pequeño, incentivando la creación de empleos. Ya el terreno social está muy sensible, por consiguiente, es necesario un proyecto que los dominicanos sepamos comprender. Es necesario pasar de las promesas a las realidades. Por ejemplo, ya es hora de que cada vez que se presenta un problema político, se quiera resolver cambiando la Constitución, porque eso no sirve para nada. Hemos vivido dentro de una inestabilidad constitucional, hemos en este aspecto de parecernos a Francia, sin ser franceses.

 

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