Las reformas son inaplazables

Las reformas son inaplazables

Las peripecias que han deslucido las recientes elecciones hacen evidente que la institucionalidad del país es maleable por la fuerza de los intereses, aunque esté camuflada por nuestra rudimentaria versión de democracia. Y si nadamos en retrospectiva, veremos que la necesidad de reformas profundas la imponen múltiples causas. Las fallas en estas elecciones, en cuanto al conteo de votos y rutinas previas, sugieren que el proceso electoral debió ser manejado con más cuidado.

Es inaplazable que hagamos cambios. Hay que estructurar una JCE cuyos integrantes sean consensuados pero libres de antecedentes partidarios. Y antes que eso, es preciso que hagamos una idónea ley electoral, que trace pautas inconfundibles para los procesos electorales, que delimite la equidad y costo de las campañas y que fije los procedimientos de escrutinio de los votos. La tecnificación de la maquinaria electoral no puede esperar más.

El país necesita reestructurar las altas cortes e introducir reformas en la Policía, restaurar la jerarquía política de los gobiernos municipales, y un sinnúmero de adecuaciones y cambios que hemos ido aplazando y que contribuyen a desembocar en situaciones como la post electoral. Y, por supuesto, necesitamos blindar la Constitución contra modificaciones a la medida de los apetitos políticos. Todo eso es inaplazable.

  Nuestro cacao por el mundo

El asombroso crecimiento de nuestras exportaciones de cacao -más de 300% en 10 años- nos debe poner a pensar en grande. El ministro de Agricultura, Angel Estévez, ya plantea la posibilidad de duplicar la producción y exportaciones de este rubro, con lo que ensancharíamos nuestras condición de principal suplidor de varios países. Actualmente suplimos el 33.39% del cacao que adquiere Estados Unidos, a Holanda el 18.35% y a Bélgica el 13.95%, para citar algunos ejemplos.

Tal vez debamos aspirar a incrementar nuestra producción de dulces y otros bienes que tienen el cacao como materia prima y que son de gran demanda en el mercado internacional. Debemos sacarle el máximo de provecho a este cultivo que ha colocado al país en los primeros lugares en cuanto a calidad y sabor.

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