Las relaciones entre usuarios de obras intelectuales y las sociedades de gestión de derechos pueden ser más fluidas

Las relaciones entre usuarios de obras intelectuales y las sociedades de gestión de derechos pueden ser más fluidas

Las sociedades o entidades de gestión de derechos en República Dominicana son instituciones especialísimas creadas al amparo de la Ley de Derecho de Autor No. 65-00, que representan a personas (creadores) que ostentan derechos intelectuales sobre una obra.

Los derechos intelectuales constituyen el lazo de identidad que une al autor con su obra, prohijado por el Estado. Estos derechos permiten al autor ser reconocido como tal y explotarla en su beneficio.

Las sociedades de gestión tienen su razón de ser en la idea de especialización en una actividad, pues mientras los autores permanecen en su labor creativa las sociedades se acercan a los usuarios. De ahí que las sociedades de gestión, cuenten con un tarifario que determina el precio de los diferentes usos y propongan la adquisición de licencias de uso – labor comúnmente conocida como cobro – para, finalmente, obtener un pago por eso.

El argumento que justifica la adquisición de la licencia es una premisa clara: quien usa algo debe pagar por ello. Los usuarios alegan –casi siempre- que no deben hacerlo bajo otros argumentos –es un abuso, ya pagaron al adquirirlo, deben cobrarlo a otro etc.-; pero lo cierto es que integrar estas obras a un producto o como parte de un servicio a terceros como el ofrecido por un bar, un restaurant o un hotel, por ejemplo, es diferente a usarla en el hogar. La lógica del derecho de autor aplicable, que no es la lógica de ordinario, es la siguiente: para que una obra sea disfrutada por un público su uso debe ser autorizado por el autor o representante.

Las compañías de cable que ofrecen la programación conocen el razonamiento autoral y no incluyen en los contratos que realizan con los usuarios la comunicación pública de obras, que es como jurídicamente se denomina el uso al que nos referimos. En torno este derecho surgen muchas interrogantes, por ejemplo, ¿Por qué las compañías de cable no lo cobran en lugar de las sociedades de gestión? ¿Por qué si ellas –las compañías de cable – saben no lo informan? Las respuestas a estas inquietudes serán que las compañías no representan a los creadores, por tanto, no pueden reclamar aquello para lo que no están facultadas; por otro lado, la comunicación pública es un uso derivado que constituye una responsabilidad del usuario que se supone conoce de antemano las implicancias de la actividad comercial que desarrolla sea por cultura o por asesoría oportuna.

Lo recaudado por las sociedades de gestión se reparte entre los titulares de derechos que representa, por esto, las tarifas cobradas no constituyan un impuesto pues no van a las arcas del Estado. Para determinar el reparto, las sociedades de gestión se auxilian del monitoreo ofrecido por empresas especializadas que recopilan y auditan constantemente las obras difundidas por los distintos canales de comunicación. Los fondos repartidos es una retribución que alcanza a miles de creadores nacionales e internacionales por causa de acuerdos de reciprocidad suscritos con otras sociedades de gestión del mundo.

El carácter regulatorio de la labor llevada por las sociedades de gestión aprecia la obra entre quienes la demandan alentando su creación y protegiendo la cadena de valor de los profesionales que intervienen en su creación. Por estas razones, la divulgación del contenido del derecho y su alcance, el ordenamiento de los usos mediante licenciamientos y los sometimientos judiciales para aquellos que no se ajusten es un correlativo del trabajo que las sociedades despliegan.

De su parte, los empresarios, emprendedores, las asociaciones y público en general tienen el deber de buscar y recibir las informaciones propias de la gestión colectiva de obras y negociar las mejores tarifas atendidos los parámetros que la ley provee.

A medida que las sociedades de gestión cumplan cada vez más con los objetivos citados e informen a los usuarios sobre el papel que desarrollan a favor los creadores, los usuarios interiorizarán poco a poco las orientaciones ofrecidas y las relaciones entre sociedades de gestión y los distintos sectores serán cada vez más fluidas y tenderán sostenidamente a especializarse.

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