Las remesas políticas

Las remesas políticas

CHIQUI VICIOSO
Como una revelación, se han estado comentando recientes estudios sobre la dimensión e impacto de las remesas de los y las emigrantes en nuestros países, como si no se supiera que nuestras naciones en la región se han mantenido a flote por el sudor y lágrimas de quienes se han ido.

Paralelo al concepto de las remesas económicas se ha estado planteando el concepto de las remesas culturales, esas que tienen que ver con el impacto cultural de los y las emigrantes en sus lugares de origen. La cultura juvenil actual es un ejemplo, porque tanto la moda, el hablar, la música y el comportamiento de muchachos que vienen de los Estados Unidos, (de origen campesino y proletario) irónicamente ha tenido y tiene un impacto transversal a todas las clases, en el comportamiento de la juventud local.

En el seminario «Mujer y migración en la región, de la Conferencia Regional sobre Migración», patrocinado por Canadá, El Salvador y la Organización Internacional de las Migraciones, el Alto Comisionado de la ONU para los Refugiados, y la Red Regional de Organismos Civiles para las Migraciones, los dìas  18, 19 y 20 de julio del 2007, en El Salvador, plantee la necesidad de explorar el potencial de lo que denomino como «remesas políticas», porque así como hay un impacto económico y cultural de las mensualidades que envían quienes se van, deberíamos trabajar para que la emigración tenga un impacto -democratizante-  en nuestras sociedades. Me explico.

Los datos sobre la amplitud y complejidad de la migración son impresionantes, y dan una idea de la dimensión de los desafíos para las sociedades emisoras de emigrantes, y también de su potencial político:

 – Hay 200 millones de emigrantes que envían a sus países 206 billones de dólares en remesas.

 – Cada hora 58 latinoamericanos/as abandonan sus países de origen.

–  En América Latina y el Caribe, el porcentaje de mujeres migrantes en el 2005 fue de 50.3%, y el porcentaje de jefas de hogar femeninas fue de 48%.

 – Las mujeres migrantes son generalmente jefas de hogar y tienen en promedio dos hijos.

–  Al emigrar quienes asumen el cuidado y educación de los niños y niñas que se quedan, en los países de origen, son las abuelas.

–  Las remesas enviadas por mujeres se emplean fundamentalmente en la manutención de los niños y niñas y en el consumo familiar. En esos renglones juegan un papel central la salud y educación de la familia, contribuyendo el gasto en educación a un aumento sustancial de la educación de las niñas.

–  Las mujeres que emigran no son las más pobres de los pobres. Generalmente tienen una historia laboral, plagada de desigualdad y abuso, que las impulsó a emigrar.

–  Un elemento importante en la decisión de emigrar de las mujeres ha sido la violencia doméstica, la cual se disminuye sustancialmente en los países receptores, contribuyendo a un cambio de mentalidad y de rol en la relación hombre mujer.

–  Los nuevos datos sobre la mujer emigrante evidencian su juventud (entre los 18 y 29 años) y una información fundamental tanto para los países de origen como los de destino: la mayoría piensa permanecer en los países de destino una temporada entre 3 y 5 años!!! hasta que puedan ahorrar lo suficiente para comprarse su casita, o tener un pequeño capital que les permita montar «un negocito» en su sociedad de origen, es decir que el temor a que se queden generalmente es infundado.

No hay que viajar mucho al interior para comenzar a notar el impacto de las remesas de nuestros emigrantes en sus comunidades. Lo que eran antes villorrios evidencian una mejoría sustancial en las viviendas; las calles, antes caminos polvorientos, están asfaltadas; hay asociaciones de estudiantes de esas localidades cuyos patrocinadores son quienes emigran; los niños y niñas están ahora hambrientos de cariño y atención parental, pero no de comida; los niños y niñas tienen acceso a «colegios» o mejores escuelas, y en general ostentan mejor salud porque pueden ir al médico. Es decir, la vivienda, salud, educación, alimentación y vestimenta de las familias ha mejorado, porque las mujeres (fundamentalmente) se han echado sobre los hombros la casi totalidad de las obligaciones sociales del Estado que las expulsa.

¿Pero entienden ellas las implicaciones políticas de esos hechos y el poder ciudadano que debería derivarse de sus aportes? ¿Es decir, el carácter político, el poder potencial de transformación social de las remesas en sus sociedades de origen?

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