Las resacas que nos dejó Trujillo

Las resacas que nos dejó Trujillo

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Ahora necesitamos otra vocación, otra decisión y otros propósitos. Ahora no queremos ni comunismos, ni derechismos. Estos tiempos nos han dado buenas lecciones, queremos democracia, paz, libertad, trabajo, y comida permanentes. No hay que llamarse a engaños, estos son los objetivos del pueblo y los dirigentes políticos nacionales deben tener presente que “los partidos políticos no son un capricho o un lujo de una sociedad avanzada; son mecanismos de sensibilidad social, además de ser los de la participación y representación”. Por consiguiente, si aspiran modernizar el Estado, tienen ellos que modernizarse, no basta el enunciado, el principio debe ponerse en práctica, para lo cual los jefes de partidos tienen que poseer más genios que constancia, y gran imaginación y ser desconfiados.
La situación política actual nos señala que algunos partidos han retrocedido no en militancia, sino en sus principios y normas, pues más bien responden a una situación que no es la que vive la sociedad dominicana. Este es el gran problema de la política nacional, los políticos se han quedado atrás, parece que los 31 años de aquella famosa Era, donde no pudieron ejercitarse en una sociedad manejada unas por pocas familias amigas o allegadas al tirano, fue una escuela nefasta y ellos, como malos estudiantes y peores políticos, no han podido ponerse a tono con los nuevos vientos que acarician este siglo. Por eso, en las próximas elecciones, el pueblo debe darles las espaldas, por lo cual debemos cuidarnos en el próximo proceso electoral, para que algunos muertos políticos no salgan de lo profundo de sus tumbas y finjan que están a tono con la época que estamos viviendo. Que reine la verdad, pues el sueño llega hasta donde no se atreve a llegar el pensamiento. Nuestro pueblo pide hasta desgañitarse, no solo que el presidente sea eficaz y honesto, sino todo el gobierno, pide además, paz, trabajo, comida, salud y educación.

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