Las resacas que nos dejó Trujillo

Las resacas que nos dejó Trujillo

Es una pena que habiendo transcurrido más de 50 años de democracia, los partidos políticos dominicanos tratan de presentarse a las elecciones como si la sociedad dominicana se hubiera paralizado en el espacio y tiempo. Se podría hasta señalar que la diferencia entre las tres grandes fuerzas electorales es apenas más bien moral. Son idénticas lo existente, lo aparente, es decir lo que se piensa, es lo que desde lejos se maquina. Todos hacen un programa a la carrera que ni siquiera llega a discutirse y así se logra el poder su programa planteado, óigase bien, planteado, se olvida de inmediato.
En nuestros partidos políticos, nada es real y verdadero. Es raro encontrar un pensamiento político coherente condicionado a los problemas que sufre nuestra sociedad. Es que su gran mayoría, tras bastidores, están integrados por hombres y mujeres cuyas ideologías son manipuladas a conveniencia propia y se inclina hacia aquellas instituciones de las cuales han venido, cambiando de orientación y de sitio. No tenemos opciones ideológicas puras sino una serie de islas cambiantes como nubes.
Creo que a través de los 50 años de democracia, solo el PRCS irá a las próximas elecciones siendo exactamente el mismo partido de 1966. Los demás han variado en el fondo y en la forma, con sus mismos errores y contradicciones que no existen en ellos, hombres actualizados, no se ha depurado por lo que nuestras elecciones serán la misma de siempre, aunque los resultados sean bien distintos en esencia, seguiremos los mismos moldes obsoletos, como señala en la “Revista de Occidente” Ramón García Cotarelo. Las elecciones son campañas que, a su vez pueden ser agresivas, de ataque o de defensa: en ellas se elaboran tácticas y estrategias en los estados mayores de los partidos, que cuando no tiene nada mejor que hacer, práctica el espionaje político.

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