Las respuestas de por qué Jaime Aristy Escuder defiende a Odebrecht, según Antonio Almonte

Las respuestas de por qué Jaime Aristy Escuder defiende a Odebrecht, según Antonio Almonte

Tal como había anunciado hace unos días, el ministro de Energía y Minas, Antonio Almonte, reveló, según su parecer, las respuestas de por qué el exadministrador de Punta Catalina, Jaime Aristy Escuder, defiende a la constructora Odebrecht, acusada de pagar US$92 millones en sobornos para la adjudicación de obras en el país.

En un artículo de opinión publicado por el periódico Listín Diario, Almonte señaló que Aristy Escuder ha elaborado «una falsa historia sobre lo que aún sucede en la Central Termoeléctrica Punta Ca­talina». Su declaración íntegra:

El señor Jaime Aristy Escuder ha elaborado y difundido una simple, fácil, pero falsa historia sobre lo que ha sucedido -y sucede actualmente- en la Central Termoeléctrica Punta Ca­talina. Pero le ha faltado explicar ciertos hechos es­candalosos, desconocidos por el gran público, come­tidos durante su gestión en perjuicio del país y a favor de Odebrecht. Veamos:

El señor Jaime Aristy Escuder ha elaborado y difundido una simple, fácil, pero falsa historia sobre lo que ha sucedido -y sucede actualmente- en la Central Termoeléctrica Punta Ca­talina. Pero le ha faltado explicar ciertos hechos es­candalosos, desconocidos por el gran público, come­tidos durante su gestión en perjuicio del país y a favor de Odebrecht. Veamos:

1. Según el señor Aris­ty Escuder, el propósito estratégico del “señor Al­monte es desacreditar” la central Punta Catali­na para luego venderla a precio de vaca muerta. ¡Hay que estar vivo para ver y escuchar cosas!

Uno de los primeros vo­ceros públicos que enfren­tó durante el año 2019 la intención del gobierno de Danilo Medina de vender Punta Catalina, fue quien suscribe. Esa venta era pro­movida, entre otros, por el propio Jaime Aristy, e in­cluía ceder la mitad de la central por tan solo 308.5 millones de dólares a una firma privada para que, con la garantía de la mis­ma central, el ente privado gestionara un préstamo en la banca internacional por 1,750 millones de dólares y luego firmara un contrato de venta de energía por 30 años con garantía del Esta­do dominicano, a través de las empresas distribuidoras. Esa venta era peor que ven­der una vaca muerta.

2. De otro lado, según el señor Aristy “el despido del superintendente de opera­ciones, del superintenden­te de mantenimiento y de la jefa del sistema de control de calidad del aire (AQCS) (…) ha debilitado la ca­pacidad de tomar decisio­nes oportunas que asegu­ren una buena operación y mantenimiento de esas uni­dades”.

Lo cierto es que, a nues­tra llegada al gobierno, en Punta Catalina trabajaban cerca de 60 ingenieros, de los cuales solo se han ex­cluido tres y han sido susti­tuidos por otros ingenieros altamente experimentados.

El superintendente de operaciones fue sustituido por quien se desempeñaba como segundo en la geren­cia.

El superintendente de mantenimiento fue reem­plazado por el ingeniero Lorenzo Familia, que ha­bía trabajado en el proyec­to Punta Catalina desde el 2013 hasta el 2020 como encargado de la instalación y supervisor de los turbo­generadores y los equipos auxiliares, hasta su puesta en operación comercial.

El resto, 57 ingenieros entrenados para Punta Ca­talina, continúan en el mis­mo lugar en que los encon­tró el actual administrador de la central, ingeniero Se­rafín Canario.

Cuando la central era operada por el consor­cio en coordinación con la CDEEE, la Unidad 1 expe­rimentó graves fallas en la caldera y también en el sis­tema AQCS. Más aún, en marzo del 2020 -y también en abril del mismo año- la caldera de la Unidad 2 su­frió una importante falla que obligó a retirar de ser­vicio a la planta durante más de un mes.

Esos hechos indican que es un simplismo culpar a los funcionarios actuales de Punta Catalina del desastro­so desempeño de la central.

Lo criticable es que du­rante la gestión de Jaime Aristy le fuera entrega­da a cada planta la carta de aceptación provisional que la declaraba como buena y válida, a pesar de que habían revelado no­tables fallas estructura­les. Esas aceptaciones pro­visionales colocaron a la CDEEE contra la pared y casi sin derecho para re­clamaciones eventuales de gran escala.

Otra falacia del señor Aristy Escuder es afirmar que “(…) la CDEEE ha es­tado tomando medidas sin éxito todavía para elimi­nar la presencia de cloruro de sodio en la caldera de la Unidad 2”. Nada es más fal­so. Desde el mismo tres de enero 2021 ha sido el con­sorcio Odebrecht el que ha estado a cargo de la repa­ración de la caldera 2, no la CDEEE. La Unidad 2 está todavía en garantía hasta el 24 de abril 2021 como mí­nimo.

La capacidad de las calderas
Desde hace tiempo, junto al ingeniero Canario, he­mos cuestionado que la ca­pacidad real de las calde­ras sea de 376 MW bruto como afirma y repite Jaime Aristy. Las razones de nues­tra preocupación son bási­camente dos:

Primero, porque la capa­cidad máxima de la calde­ra determina el régimen de trabajo térmico a que será sometida en operación nor­mal. Quiere decir que, si se utiliza un régimen de flu­jo de vapor, presión, (etcé­tera), equivocado, enton­ces la caldera podría sufrir daños catastróficos. Lo que significa que es necesario precisar la capacidad real.

En el caso de Punta Ca­talina, el contrato se firmó para capacidad máxima de 360 MW bruta y 337.7 MW neta. Esa capacidad fue luego ratificada por la propia fabricante Babcock and Wilcox en carta de fe­cha 27 de enero último, aunque de modo sorpren­dente, la misma empresa en otra carta de fecha 12 de febrero intentó desmen­tirse a sí misma apoyán­dose en datos de la firma McHale Associates, que no es fabricante de calderas.

La diferencia es que todas las pruebas y documentos in­dican que la única manera de llevar esas plantas a 376 MW y sostenerlas de modo continuo es con una tasa de flujo de vapor sobrecalen­tado en la caldera muy su­perior a lo especificado por el fabricante y con un fac­tor de potencia en el genera­dor eléctrico igual a 1 y no a 0.85, como es lo requerido. En esas condiciones, para mantener 376 MW las calde­ras trabajarían forzadas y su­frirían daños estructurales.

La segunda razón, o me­jor dicho, la verdadera ra­zón, es el Anexo T del con­trato de EPC firmado entre la CDEEE y Odebrecht.

Dicho anexo estable­ce que por cada megavatio superior al valor neto ga­rantizado en el contrato, la CDEEE deberá pagar un millón de dólares adicio­nal como compensación a Odebrecht. Es decir, si co­mo defiende Jaime la cal­dera tiene 376 MW bruto y 347MW netos, entonces la CDEEE debía pagarle más de Diez millones de dólares extras a Odebrecht.

Lamentablemente pa­ra la CDEEE, el 10 de ene­ro del 2020 según lo esti­pulado en un Acta Acuerdo de antología, Jaime Aristy y Rubén Bichara acordaron pagar a Odebrecht unos 11 millones de dólares adicio­nales, amparándose en el citado Anexo T.

Lo dicho en esa Acta Acuerdo se resume en el si­guiente párrafo:

“La corporación recono­ce que en fecha 10 de ene­ro de 2020 ha tenido lugar, a satisfacción de la Corpo­ración, el cuarto Evento Ac­tivante Monto Adicional Disputas Existentes esto es que la unidad 2 ha alcanza­do exitosamente una car­ga igual o mayor a 376 MW (máxima carga nominal) de generación durante 2 horas continua/ininterrumpidas, operando con tres molinos de carbón y antorchas con diésel. Dicho Evento Acti­vante Monto Adicional Dis­putas Existentes será fac­turado por la suma de US$ 11,000,000.00, mediante factura que será emitida en fechas 25 de enero de 2020 y cuyo pago será dentro de los 30 días contados a partir de la presentación de la fac­tura correspondiente”.

Después de la lectura de este párrafo, no creo que sea necesario decir más…