Para el Siglo I Antes de Cristo, el papiro era el recurso usado por el hombre para registrar las palabras. Se trataba del nombre de una planta.

Y fue en este material donde se empezó a imprimir las Sagradas Escrituras.

El hebreo, el griego y el arameo fueron los tres idiomas usados.

La Biblia fue escrita por 40 hombres en un lapso de 1500 años. Es decir, desde el 1400 A.C. hasta el año 98 D.C.

Cuando Johannes Gutemberg inventó la imprenta, este fue el primer libro que se imprimió en 1455.

En el 1200 de nuestra era, el arzobispo inglés Stephen Langton la dividió en capítulos. Y en el 1547, los versículos aparecieron en la Biblia de Boomberg.

En el 303,  Diocleciano ordenó acabar con los cristianos y con su libro. Destruyó muchos manuscritos.

Otra gran amenaza fueron el moho y el gusano.  Fue entonces que para salvar estos escritos entraron los copistas. Estos hacían un trabajo muy meticuloso, que consistía en revisar cada copia hasta asegurarse de que en cada una estuvieran exactamente todas las letras.

Ya estas copias se hacían en piel de cabra, de cordero o de asnos. La copia más antigua está en Leningrado. Del Nuevo Testamento hay más de 24 mil manuscritos.

Los de las Cueva del Qumram fueron encontrados en el 1947, y fueron escondidos allí tras el ataque de Roma a Jerusalén en el año 70.

Aunque desde el Siglo I A.C. los judíos tenían sus textos sagrados, el mundo exterior lo tomó como Palabra de Dios muchos siglos después para abrazar la misma fe y, también, para crear otras religiones sobre la base del mismo libro.

El Canon fue el sistema usado para determinar la inspiración o no de estos escritos.