Es costumbre que el ambiente político dominicano esté plagado de declaraciones insultantes, de acusaciones con poco o ningún fundamento. También es usual escuchar gritos de guerra, tambores y trompetas, que anuncian acciones, movimientos o amenazas contra este o aquel dirigente político. Una buena parte de dicha bullanguería consiste en “bengalas” que, en nuestros países, llamamos amaracos. Pero en los últimos tiempos los actores políticos han recurrido a unas técnicas propias de los pueblos aborígenes de América del Norte: a las señales de humo. Funcionarios, legisladores, politólogos, “emiten” mensajes en clave, difusos o incompletos, que requieren interpretaciones especializadas. Dan a entender “una porción” de lo que les gustaría ocurriera en las próximas elecciones.

Unos son más explícitos que otros; o tal vez menos indirectos; pero todos acumulan humo bajo una sabana que levantan de manera intermitente. El doctor César Pina Toribio, Consultor Jurídico del Poder Ejecutivo, ha dicho que no sabe de qué le sirve ser miembro del Comité Político del PLD, si ese organismo de su partido no se reúne desde el mes de septiembre. Hace mucho tiempo el titular del Ministerio de Administración Pública, Ramón Ventura Camejo, viene solicitando una reunión del Comité Político del PLD, con el propósito de que decida si es o no pertinente iniciar un proceso para modificar la Constitución vigente.

Otro funcionario, José Ramón Peralta, Ministro Administrativo de la Presidencia, ha declarado sin tapujos que desea la repostulación del Presidente Medina para un nuevo periodo constitucional. Algunos periodistas se han entretenido en calcular cuántos legisladores se necesitan para dar validez a una Asamblea Revisora de la Constitución. Al mismo tiempo, los abogados constitucionalistas discuten acerca de si es o no imprescindible para este fin convocar a un referendo. Periodistas, abogados, rodean de humo sus exposiciones.

Los sondeos de opinión publicados ayer han ofrecido leña y sábanas a los redactores de mensajes humeantes. El politólogo Belarminio Ramírez Morillo, con larga experiencia en asuntos electorales –en los gobiernos de Balaguer y de Leonel Fernández –, opina que en la actual situación de predominio político de un sólo partido, el PLD no debe arriesgarse a perder “en segunda vuelta”. La popularidad de Medina, la debilidad de la oposición, estimulan estas continuas “señales de humo”.