En el mundo hay dos tipos de personas, de acuerdo a su modo de afrontar las adversidades que la vida les va mostrando dia tras días, y lo hacen desde una convicción de fe y esperanza, a veces sólo fundamentada en creer que las cosas saldrán bien o mal porque sí, o porque hay personas que proyectan el futuro y viven el presente por las experiencias que tuvieron en el pasado; sean estas positivas o negativas. Estamos rodeados de optimistas (todo saldrá bien), pesimistas (todo saldrá mal); pero entre uno y otro nos encontramos con los realistas, en los cuales me incluyo, que seguimos patrones estadísticos,datos,experiencias, y en cuanto a eso podemos al menos imaginar cuando las cosas saldrán bien o mal; aunque el que piensa que las cosas saldrán bien ya va ganando, pero no necesariamente será así.
En tal sentido, la política embadurnada de demagogia se aprovecha del pensamiento, a veces irracional de la gente, que prefiere pensar que las cosas saldrán bien, y para esto esa política, promete lo imposible; dice lo increíble aunque la gente termina creyéndolo, porque se le está diciendo lo que quiere oír, pero siempre los realistas entramos en la escena para desnudar las palabras sin fundamento. Vamos a las estadísticas y busquemos qué indicadores del bienestar de los dominicanos han mejorado… ¡Ninguno!
Ellos, los que prometieron cambiarlo todo, que tenían la solución de los problemas que agobian a los dominicanos; por decir uno: el plan de seguridad Guilliani que decían tener en 2016 y hasta lo ofrecieron al gobierno de entonces. Hoy con la realidad en las manos y con una bomba de tiempo que en cualquier momento estalla, el plan parece que se perdió en alguna gaveta de la oficina de campaña y no llegó al palacio nacional.
Las soluciones prometidas sólo han complicado los problemas que ya teníamos (seguridad ciudadana), y empeorado lo que funcionaba de manera regular (911).