Las tareas que faltan en Capotillo

Las tareas que faltan en Capotillo

BIENVENIDO ALVAREZ-VEGA
A principios de este mes estuve en varios de los más populosos sectores de la parte alta de la ciudad de Santo Domingo y pude comprobar la tranquilidad que reina en el ensanche Capotillo y en otros barrios vecinos. También recibí el testimonio de vecinos quienes me dijeron que por primera vez en muchos años pudieron celebrar las navidades y el año nuevo con fiestas en las calles, como solía hacerse en el pasado.

Es decir, la vida tranquila y la convivencia sin interferencias de bandas armadas es una realidad en Capotillo y zonas vecinas como consecuencia del denominado Plan de Seguridad Democrática. Los puestos de ventas de estupefacientes visibles han desaparecido, aunque los lugareños creen, eso sí, que siguen operando pero con más discreción y disimulo.

Este es, me parece, un paso muy importante. Estamos hablando de barrios densamente poblados, donde por la estrechez de las casas y el tamaño de las familias –la mayoría son familias extendidas—las personas tienen que pasar mucho tiempo en los frentes y aceras de sus viviendas. Los jefes de hogar tienen que salir temprano a “buscársela”, sobre todo aquellos que trabajan en el mercado de la avenida Duarte, que son muchos.

En Capotillo y en los barrios vecinos la tranquilidad es un aliado, no solo de la paz espiritual y del sosiego personal, sino del progreso material, de la preparación escolar de los niños, de los adolescentes y de los jóvenes que por esta vía de la educación quieren romper el círculo perverso de la pobreza.

Conversaba este fin de semana con un joven dirigente comunitario de la parte norte de la ciudad de Santo Domingo, un hombre que nació, se crió y levanta familia en Capotillo. Luis Javier, más conocido como Luisito, reconoce que la presencia policial ha llevado tranquilidad y sosiego a Capotillo y a varios sectores vecinos. Lo considera un paso de avance de gran valor, pero él teme que las medidas policiales se agoten en razón de que todos los problemas sociales y económicos siguen sin cambio. Existe la posibilidad de que dentro de pocos meses resurjan los conflictos que convirtieron el lugar en un espacio de difícil y peligrosa convivencia.

En Capotillo y en casi todos los barrios de la parte norte de Santo Domingo hay un alto déficit social acumulado en áreas tan importantes como la educación, la salud, la limpieza de las calles, los deportes, la cultura, etcétera. La pobreza abunda, los jóvenes carecen de falta de oportunidades,  la violencia y el comercio y consumo de estupefacientes están presentes.

Esta situación es reconocida por las autoridades gubernamentales, pues en más de una ocasión importantes funcionarios del gobierno han planteado la necesidad de mejorar los servicios en Capotillo y barrios vecinos, incluso como parte del Plan de Seguridad Democrática. Hasta ahora solo la Policía Nacional ha cumplido su promesa de estar presente y de controlar a quienes allí delinquen, y la secretaría de Cultura ha auspiciado varias actividades.   

 Luisito nos contó que hace falta que Educación reanude los trabajos que comenzó en Capotillo, que la secretaría de Deportes empiece las instalaciones deportivas que su titular prometió en la barriada  y faltan los proyectos prometidos por la secretaría de la Mujer. La corporación eléctrica prometió mejorar el cableado del lugar y reducir los apagones, pero a la fecha no se ha hecho ni una cosa ni la otra. Solo llegaron al barrio varios generadores, pero los mismos fueron depositados en el patio de una escuela y allí permanecen. También esperan la instalación de varias casas de la cultura.

   Como puede apreciarse, hasta ahora el Plan de Seguridad Democràtica se ha reducido al componente policial del mismo. Se puede afirmar, sin exageración alguna, que las agencias del gobierno se han hecho de la vista gorda y han dejado solos, con la excepción del ministerio de Cultura, a  la Policía Nacional y a Interior y Policía. Por cierto, en Capotillo hay quienes advierten un acercamiento negativo que comienza a darse entre agentes policiales y algunos traficantes de estupefacientes.

 La lógica más elemental sugiere, como han planteado 180 organizaciones de los barrios de la parte norte de Santo Domingo, que si las causas de los problemas de esos sectores no son solo de índole policial, entonces la solución no puede ser solo policial. Las autoridades deben completar el esfuerzo hecho hasta ahora, porque todos lamentaríamos que una iniciativa que ya ha dejado frutos sea revertida por la falta de visión y de cooperación.

(bavegado@yahoo.com)

Publicaciones Relacionadas

Más leídas