Las teclas intocables

Las teclas intocables

Para que no cumpliera su amenaza de revelar algunos datos confidenciales, políticos o de Estado, aparentemente peligrosos o comprometedores, el doctor Joaquín Balaguer, en uno de sus períodos gubernamentales, envió un mensaje público al licenciado Fernando Álvarez Bogaert a través de un periodista al que le dijo: “Dígale a él que no toque esa tecla”.

No puedo asociar ese incidente y la expresión con la escasez en nuestro medio de atrevidos, valientes o locos que se han arriesgado a tocar teclas prohibidas, pues la capacidad de asombro en nuestra sociedad ha menguado tanto o más que las posibilidades de lograr justicia, de tal forma que la mejor respuesta de los corruptos es la indiferencia, para que la población tome por desquiciados, inadaptados o locos a los que todavía tocan esas teclas en algunos medios de comunicación.

Llama la atención que la prensa escrita, radial o televisada, diariamente trae informaciones con titulares trascendentales y al revisar el contenido de la noticia queda evidenciado que el periodista y/o los informantes dejaron de tocar algunas teclas: ¿Cómo es posible que se informe que determinados delincuentes (algunos confesos y convictos) operaban protegidos por autoridades civiles y militares sin identificar esas autoridades? (Figueroa Agosto, Quirino y recientemente el supuesto “gran capo dominicano” el gallero Rizik); ¿cómo es que un avión “aparece” y “desaparece” de los aeropuertos locales y luego se describen vínculos “conocidos” con narcotraficantes nacionales y extranjeros?; ¿cómo se explica que los que “lavan” dinero reciban penas mínimas menospreciando su complicidad en los asesinatos que habitualmente comete el narcotráfico?

Los pianistas a cargo (ministerio público, poder judicial y compartes) deberían exhibir un menor temor a electrocutarse los dedos.

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