Las tele-ofertas

Las tele-ofertas

A cada momento, y desde hace varios años, se ven por nuestra televisión unas tele-ofertas fantásticas.[tend]Los anuncios de esas tele-ofertas son hechos fuera del país por manos maestras. Porque miren que hacer que Freddy Beras Goico y yo mismo hayamos caído más de una vez en ese «gancho», es algo fuera de serie.

Una noche oí a Freddy contar que jamás volvería a caer en una tele-oferta, pero cuando veía una que le interesara, caía de inmediato.

Yo he sido más incrédulo. Desde que vi el anuncio de un milagroso líquido que quitaba todas las manchas sin dejar rastros. El frasquito (porque no pasaba de un frasquito) costaba RD$250.00, pero si compraba dos solo tenía que aportar RD$400.00. Un «ahorro» neto para mi bolsillo de RD$100.00.

No hay que decir (pero lo digo) que me compré mis dos frasquitos del fabuloso producto. Yo tenía varias camisas y guayaberas, amén de dos pantalones, manchados producto de mis «merodeos rurales» en el Santo Cerro-Carrera de Palma, en La Vega.

«Toma – le dije a mi «contrario» -, ponme como nueva toda esa ropa». Cuando volví del periódico en la tarde y pregunté cómo había ido la cosa, el «contrario» citado me miró como con lástima y pena al mismo tiempo, «Estamos tratando – me dijo suavemente -, pero las manchas no se quitan». «Insiste» le dije, en forma de orden tajante.

Veinticuatro horas después la ropa había casi desaparecido, porque de tanto estregarla con el bendito «quitamanchas», casi toda se había hecho tan delgada que era imposible ponérsela, aunque no tuviera manchas.

Puse mi cara más ceñuda, cogí los dos frasquitos y toda la ropa destruída y me apersoné al lugar donde vendían el producto. «Quiero ver al gerente», le dije a la bonita jovencita que me atendió. Vino el hombre y en tres palabras le dije lo que tenía que decirle. Y para «afincar», le tiré sobre el mostrador toda mi ropa destrozada. Había otros futuros clientes que no perdieron palabra de lo dicho por mí, lo que hizo que mis RD$400.00 volvieran a mis bolsillos rápidos como el rayo. Me fui, dejándoles el «cuerpo del delito» sobre el mostrador.

La semana pasada me pasó lo mismo. Ví un aparato para hacer «pankakes» en un minuto, quedando redonditos y sin usar grasa de ninguna especie. El aparato venía con otros (mucho más pequeños) para hacer un montón de cosas buenas para comer y con el menor esfuerzo.

No sé que me entró, pero llamé a Eugenia (y que coincidencia, ella tambien había visto el anuncio y estaba entusiasmada).De inmediato llamé al teléfono que daban por la TV y al otro día día por la mañana un atento mensajero depositaba en mi casa todo el aparato con sus «anexidades», por el módico precio de RD$1400.00, más RD$50.00 para el mensajero.

Cuando llegué a mi casa le pedí a mi mujer me hiciera, como estyreno, una docena de «pankakes». Craso error. Ella no se dió cuenta que el aparato, algo así como dos sartencitos de teflón que a la hora de usarse se unían apretadamente… no se unían nada.

POr eso, cuando mi mujer dió vuelta al «perfect pankake» le cayó encima un chorro de la preparación…porque los dos sartencitos no cerraban.

Además, en la factura se leía que la garantía era «por un mes».

Eso sí, al otro día llamé bien temprano a la empresa que monopolísticamente vende «perfect pankake». Le díje con ronca voz lo que había pasado y que exigía la devolución de mi dinero, salvo que ellos quisieran discutir el asunto en un tribunal.

Se me ofreció que el dinero se me enviaría al otro día.

Ahora, ¿ cómo se permite aquí un monopolio que no es más que una vil burla al dominicano y posiblemente a Impuestos Internos ? Tengo copia de toda la documentación al respecto, por si acaso.

Este artículo se escribió el ocho de diciembre a las ll.24 de la mañana, por lo que no puedo decir que pasó después. Si pagaron o no pagaron. Si no pagaron demandaré a la empresa monopolística por un millón de pesos, entre otras cosas.

Además, ¿ como se permite que se vendan aquí cosas tan caras como esa y que apenas ofrezcan un mes de garantía en su uso ? Eso quiere decir que se trata de un producto de ínfima calidad, dato que no pueden ignorar los que aquí los pronueven y venden.

Se trata de una estafa bien combinada porque, repito, los anuncios son fenomenales y en todos aparece un teléfono al lado de la bandera de todos los países de América Latina, por lo que la estafa es internacional.

Y ahora, ¿quién nos va a defender? Bueno, tal y como veo la justicia, llamemos al ¡Chapulín Colorado!

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