Las temporadas en nuestras vidas

Las temporadas en nuestras vidas

Que los seres humanos vivamos por temporadas, nadie lo dudara. Temporadas de juegos, de estudios, de campamentos, todos los adolescentes pasan por esos momentos de gran emoción y de muchos recuerdos.

Después vienen los años de estudios, de noches blancas, de música, de iniciación al cigarrillo, al amor, a los bailes, a la moda, horas de encuentros fugaces y de gran tensión por las pasiones, la violencia y la irrupción de la vida.

Para algunos, viene la temporada de la vida política, de las discusiones interminables, los libros, entremezclada según los lugares, por la represión, la cárcel, las protestas. Son épocas de la vida, inolvidables, entre la tensión, la pasión, la entrega, la inocencia y el amor. Dejan huellas indelebles. Otros prefieren, el hogar, otros el trabajo, acá se diseñan el curso sinuoso de la vida.

Todas son temporadas de nuestras edades, del paso lento de los días, de los años, de la vida. ¡Cada vez más, amo al inmenso Jacques Brel que escribió durante su lenta muerte que “morir no era nada, pero envejecer!”

Nuestros años atraviesan las temporadas climáticas; así, cada año, llegan el invierno, el verano, la primavera y el otoño, que norman y acompañan la vida de muchos seres humanos. Estas temporadas se reflejan en los comportamientos, la vestimenta, la cocina, las diversiones que varían y se acoplan con los vientos y la nieve, después con el despertar de la vida bajo las heladas, el sol de verano y después las cosechas otoñales. Todas ellas, tienen signo de premonición, es la llegada de las cigüeñas y de las golondrinas que regresan de tierras calurosas hacia sus tierras, ya todos saben que llegó la primavera y que pronto el sol calentará esas tierras dormidas por varios meses.

Aquí también tenemos muchas temporadas. Pero, recuerden, dos son el diapasón de nuestras vidas: Tiempo de lluvias y tiempo de sequía. Mejor dicho, tiempo de reposo, después la angustiosa temporada ciclónica.

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