Las tendencias le dicen  adiós al bigote y a su interesante historia

Las tendencias le dicen  adiós al bigote y a su interesante historia

REPORTAJES / EFE. En  1983 el escritor fránces Guy de Maupassant escribía  un alegato a favor del bigote. Símbolo de masculinidad, seguridad, poder y, cuanto menos, de clase en el pasado, el mostacho parece haber perdido toda su fuerza. La aparición de las máquinas de afeitar que facilitan el recorte del vello facial y el cambio del patrón de belleza nos han  llevado a considerarlo todo un elemento “retro”.

A  la mente nos vienen personajes como Salvador Dalí o Adolf Hitler. Hoy, sobre la mesa, una idea: ¡cuánto menos pelo mejor!

Los visitantes al museo del Louvre,  en París (Francia), pueden ver una de las más antiguas representaciones de un personaje adornado con un bigote. Se trata del “mayordomo Keti” del antiguo Egipcio, cuya imagen data del año 300 antes de Cristo. Atrás quedaban las hojas de piedra que servían hace siglos para recortar el bello.

 El cuidado del pelo, independientemente allí donde creciera, siempre ha sido un elemento determinante del estatus social. Un ejemplo, las  pelucas que se ponían los jueces, la clase alta inglesa, en el siglo XVIII, o cómo se podía apreciar quien mandaba y quién no en el ejército con sólo observar los bigotes de los reclutados.

Los jóvenes y los grados inferiores lucían bigotes pequeños y  menos elaborados, mientras sus oficiales de alta graduación portaban mostachos enormes.

Siguiendo la misma tónica, aún hoy se diferencia entre lo que es un “estilo desaliñado” a un “estilo cuidado”, asociado a una determinada manera de lucir no sólo la ropa, los complementos, sino también de lucir el propio cuerpo.

El bigote como tal,  no escapa a este tipo de dicotomías. No obstante, los hay clásicos, pero también otros que requieren de un mayor cuidado.

 Bigote sí, bigote no.  “Con bigote o sin bigote, esa es la cuestión”. Si la opción es de dejarse crecer el bozo, se deberán tener en cuenta ciertos aspectos. Como el diámetro del rostro, el grosor de los labios, el tamaño de la boca o de las mejillas. Es, por lo tanto importante, tener una visión general del rostro para ver cuál es  la mejor opción, estéticamente hablando.

Para probar qué es lo que mejor nos puede quedar, siempre podrá recurrir uno al espejo para observar qué estilo de bigote es el más adecuado y como no, en el peor de los casos, acabar con toda pretensión de cambio. Uno de los motivos por los que algunos hombres optan por dejarse el cepillo es porque con él pueden disimular algunos defectos. Esta es una de las principales ventajas que éste tiene. Considerando esta opción se puede calificar “el bigote” como un “maquillaje masculino”.

Mujer bigotuda.  “A la mujer bigotuda desde lejos se le saluda” dice el refrán. Y es que si, lucir o no bigote en el caso del hombre es toda una opción, pero en el caso de las mujeres no existen alternativas.

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Tipos de bigotes  

El bigote mosquetero

Tiene su origen en Francia. Caracterizado por ser delgado y estar pegado al labio superior y rasurado por debajo de la nariz. Pedro Infante es uno de los personajes históricos que han lucido este tipo de «look».

El bigote revolucionario

Es amplio, grueso y sobrepasa la comisura de los labios.Interesante opción para los hombres de boca chica al presentar cierto volumen. El presidente mexicano Vicente Fox es uno de los políticos que lo luce.

El bigote corto

No llega a la comisura de los labios  y que da una imagen de boca pequeña. Elegir esta opción requiere un cuidado constante.

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