Las tierras removidas

Las tierras removidas

Las irreconciliables pugnas “divisionistas” del PRD han sido, durante muchos meses, el espectáculo político por excelencia. Los viejos perredeístas contemplan la anulación práctica de su partido como fuerza política electoral. Pese a haber obtenido dos millones de votos en los pasados comicios, el PRD no parece capaz de volver a reunirlos en el venidero torneo electoral. Sin embargo, los militantes tradicionales del PRD aspiran a cargos electivos en las diversas provincias del país. Piensan que, aunque no puedan alcanzar la Presidencia de la República, sí podrían ser regidores, síndicos, diputados o senadores. Para eso necesitan estar “alineados” en la boleta de un partido reconocido por la JCE.

Juntamente, y durante un año, hemos tenido sucesivos enfrentamientos con las autoridades haitianas: por la “carnetización” de “trabajadores temporeros”, por el comercio fronterizo de huevos y pollos, por el cobro de “impuestos aduanales”, por la sentencia 168-13 de nuestro Tribunal Constitucional. La suma de todos estos “diferendos” se ha convertido en un severo y complejo conflicto internacional. Al mismo tiempo, la población dominicana ha tomado conciencia de la gravedad de los problemas migratorios que confrontamos. Las agrias polémicas desatadas en torno de las relaciones dominico-haitianas, han encrespado los ánimos políticos en los dos partidos mayoritarios. Las opiniones de los líderes sobre este punto, tanto en el PRD como en el PLD, influirán sobre las “preferencias” de los electores.

Las recién finalizadas elecciones internas en el PLD agregan una tercera faceta importante de nuestra política local. Los organismos de dirección en el PLD han experimentado transformaciones dignas de ser examinadas cuidadosamente. El predominio político del PLD, por causa de las luchas internas del PRD, es evidente. Otros partidos menores serán, probablemente, aliados del PLD, una fuerza política disciplinada y en el poder.

Las aspiraciones de los perredeístas, el surgimiento de fuertes “exigencias dominicanistas”, los cambios en el control de los organismos internos del PLD, son tres grandes “remeneos” del terreno en que se asienta nuestra política. El Presidente Medina tiene por delante numerosos retos a los cuales responder; pero, hasta ahora, goza de amplia aceptación en su partido y fuera de él. Muchos buenos dominicanos esperan que una hábil diplomacia, unida a algunos estímulos económicos, acomode las tierras removidas.

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