Las torres y sus problemas

Las torres y sus problemas

GABRIEL R. ROEDÁN HERNÁNDEZ
El semanario “Clave” publicó el pasado jueves 15 un interesante artículo de Kaelis Bautista sobre ilegalidades en la construcción de torres en el área metropolitana. La información está reforzada por datos legales vigentes que regulan dichas construcciones, y por gráficas bien diseñadas y explícitas.

No soy arquitecto graduado, pero sí fue el sueño de mi juventud. En el año 1950 ingresé a la prestigiosa universidad norteamericana R.P.I., Troy, NY., donde asistí durante año y medio. El destino me trajo al país, y decidí tratar suerte en la UASD, donde a pesar de recibir altas calificaciones por mis presentaciones y diseños, decidí abandonar la carrera y regresar a -USA- de lo que no me arrepiento.

Obviamente, no se necesita tener un título de arquitecto para encontrar defectos y errores en el diseño de una obra. El sentido común y la observación de una persona no diestra en la materia podría señalar algún detalle que se le haya escapado al profesional.

A ese referido artículo quiero añadir dos o tres datos más que puedan servir como sugerencias a nuestros diseñadores de torres de apartamentos. Ya que resido en Bella Vista, en una cuadra donde en menos de dos años han levantado cinto torres residenciales de nueve pisos cada una, y la probabilidad de que se construyan más, pues a varias residencias de una o dos plantas le han puesto un “se vende”.

Los vecinos de estas construcciones, desde el primer picazo, hasta el final, en todas partes, han sufrido las consecuencias de los innumerables problemas que les ocasionan. Al lado de nuestro condominio de cuatro plantas se levanta una torre de nueve. Por más de un año nadie se ha atrevido a salir al callejón que nos separa donde no se ha podido lavar, ni tender ropa, ni limpiar. Allí han llovido piedras, pedazos de madera, empañete, piezas de metal, etc. Todos los tanques de gas están cubiertos de mezcla de cemento. Esto se debe a la inadecuada protección que nos dieron al elegir unas tiras tipo maya de unos seis pies de ancho, que colgaron desde el cuarto piso hasta el terreno. El viento se ocupó de separar esas tiras, y el roce con la estructura metálica las destruyó en corto tiempo, confirmando su pobre calidad.

Desde el segundo piso hasta el cuarto, tendremos que ingeniar la manera de conservar la privacidad, pues todo es ventanas en frente de ventanas. La primera apreciación de un buen arquitecto debe ser el estudio de lo que circunda la edificación. Si ya existe un edificio al lado, y este tiene ventanas mirando al oeste, debe evitar poner ventanas mirando al este, o sea, a las ventanas del vecino, al menos, en este caso, hasta el cuarto piso. ¿Cuál es la solución? Pues ubicar ventanas en dirección norte-sur. Esto se obtiene fácilmente con un diseño de entre-sacado. Ellos saben de lo que estoy hablando.

Los patios de las residencias demolidas eran verdaderos oasis, micro-fincas de plantas frutales, mangos, cocos, guanábanas, cítricos, etc…, todo es arrasado y no queda nada ni una sola pulgada cuadrada que no esté cubierta de cemento.

¿Quiénes regulan ese detalle?

Las personas que gustan de pisos altos son principalmente atraídos por la panorámica que disfrutarían desde sus terrazas o balcones. ¿Cómo es posible que una torre de nueve pisos sea construida en forma de U en un solar con muy reducido espacio entre los dos brazos o bloques, y peor aún, en vez de colocar los balcones en el frente que da a la calle los colocan dentro de la U mirándose unos a otros y a otros balcones laterales del fondo?

Todos los edificios residenciales en U tienen además el inconveniente de que el ruido que allí se genere, sea un bocinazo, algarabía infantil, o discusiones en alta voz, su volumen se multiplica hasta lo insoportable.

Lo peor de todo viene ahora: por ser un país con grandes problemas en la generación eléctrica, y estas torres la necesitan para mover sus ascensores, puertas automáticas, etc… es necesario la instalación de pequeñas plantas generadoras. Pero el tubo que conduce el humo del combustible en vez de subir hasta la parte más alta del edificio solo llega hasta el nivel del segundo piso, como consecuencia el viento se ocupa de regarlo en la calle y penetra en todas las residencias y apartamentos vecinos, incluyendo los de la misma torre.

Ese humo, tan dañino para la salud es tan fuerte y concentrado que a algunas personas se les dificulta respirar. Otros, a pesar del calor agobiante, deben cerrar herméticamente puertas y ventanas tan pronto se va la luz. La situación es desesperante. ¿A quienes se pueden quejar los vecinos? ¿Quiénes regulan este importantísimo detalle?.

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