He comparado a las llamadas redes sociales con las redes utilizadas para atrapar peces y ahora, con la intención de las nuevas autoridades de educación de iniciar un proceso de enseñanza virtual con alumnos y profesores armados con computadoras (laptops, tabletas, etcétera) y con clases “presenciales” parciales, he pensado, como muchos dominicanos, que estaríamos violando un principio universal de desarrollo gradual (gatear, luego caminar y después correr) tratando de saltar vallas sin aprender a gatear, ya que, con o sin covid19, esa iniciativa tiene algunas trampas:
1) ¿Cuándo y cómo monitorearán los padres (que generalmente trabajan fuera de sus hogares) la educación a distancia de sus hijos?
2) ¿Cómo evitarían los padres que sus hijos sean víctimas de robos de sus computadoras, abusos y violaciones mientras están solos en sus hogares, situación ya planteada por otros articulistas de este periódico;
3) ¿Podrán los padres y maestros evitar que los alumnos utilicen sus equipos para entretenimiento o juegos que, en ocasiones, forman peligrosas adicciones que pueden mermar su rendimiento escolar;
4) ¿Habrá energía permanente y los costos de conexión a la red serán asumidos por el Estado? Y
5) La compra de muchos miles de computadoras sería una importante inversión del gobierno que, sin un programa previo de entrenamiento horizontal: maestros-padres-alumnos, que incluya las diversas aplicaciones para diferentes niveles escolares, podría ser una copia vergonzosa de lo ocurrido con las máquinas para el voto “automatizado” o electrónico, que constituyó uno de los mayores tollos (¿o estafas?) contra los recursos del Estado, aún sin investigación minuciosa sobre si hubo o no peculado y fraude que, a toda costa, debería evitarse en el gobierno que se inicia.