Las tres dimensiones del US-RD CAFTA

Las tres dimensiones del US-RD CAFTA

MELVIN MATTHEWS
La trascendencia geoestratégica del DR-CAFTA acaba de ser resaltada por John McCain, el influyente senador del Estado de Arizona y favorito para la candidatura presidencial Republicana del 2008, quien al justificar su voto en el Senado dijo que el Tratado de Libre Comercio (TLC) firmado entre Estados Unidos, Centroamérica y la República Dominicana es importante, porque está en juego el futuro de la región en sus dimensiones políticas, económicas y de seguridad.

McCain recoge el argumento base de la Casa Blanca, sustentado durante el difícil proceso negociador, en el sentido de que el DR-CAFTA abrirá a los productos estadounidenses un mercado de 44 millones de consumidores repartidos en las economías emergentes de Costa Rica, Guatemala, Nicaragua, Honduras, El Salvador y República Dominicana; promoverá la democracia, la seguridad y la prosperidad en una región del mundo que se caracterizó por la opresión y las dictaduras militares.

Conviene precisar, sin embargo, que tanto la opresión y el despotismo militarista de derecha presentes en la historia reciente de las naciones centroamericanas, con las excepciones de Costa Rica y República Dominicana, fueron catapultadas y sostenidas por la política anticomunista de línea dura ejecutada por Washington dentro de la Guerra Fría que libró contra la antigua Unión Soviética, pero que llegado el momento también contribuyó a derribar tales regímenes, auspiciando la apertura hacia el nuevo modelo neoliberal de globalización de los mercados, dentro del cual se inserta la concepción del convenio multilateral citado.

Las opiniones de McCain adquieren singular relevancia para las naciones signatarias del ambicioso tratado, pues provienen de un líder situado en el pináculo de su carrera política listo para disputarle la nominación presidencial Republicana con muchas posibilidades de éxito a rivales de la talla del Vicepresidente Dick Cheney, o al carismático héroe de la Guerra del Golfo y ex Secretario de Estado, Colin Powell.

La biografía oficial de McCain dice que arrancó con buen pie en la carrera presidencial del 2000. Se granjeó el apoyo de muchos independientes, al extremo de que ganó las primeras del emblemático Estado de Nuevo Hampshire, pero perdió mucho apoyo después que los estrategas de George W. Bush recurrieron a tácticas inapropiadas para impedirle su avance en los estados sureños.

No obstante, el liderazgo republicano de McCain era tan sólido que Bush le pidió acompañarlo en la boleta electoral como vicepresidente, pero el senador rechazó la oferta argumentando diferencias éticas y personales con el actual mandatario, despejando así el camino para el ascenso del encantador de serpientes Dick Cheney.

John Sydney McCain III, quien nació en 1936 en la Zona del Canal de Panamá, es amigo personal de John Kerry, el senador y candidato presidencial demócrata derrotado en la reelección de Bush, y del crítico senador republicano de Nebraska, Charles Timothy “Chuck” Hagel. Los tres sirvieron con honores en la guerra de Vietnam, pero MacCain fue le único prisionero de guerra.

Por tales razones, el apoyo de McCain al DR-CAFTA deriva en un respaldo ganancioso para Bush, capaz de revertir la correlación de fuerzas adversas en la Cámara de Representantes, donde predomina el lobby corporativo, político y sindical contrario a su ratificación. A ese lobbismo se atribuye la enojosa mención de la República Dominicana, junto a Haití y Colombia, entre los veinte países que corren mayores riesgos de convertirse en “estados fallidos”, según un estudio elaborado y difundido por la publicación “Foreign Policy”, propiedad de un grupo privado.

En realidad, “Foreign Policy” – “Política Exterior, en español”- e una de las más prestigiosas revistas de asuntos internacionales políticos y económicos, sostén financiero de su editora y propietaria, The Carnegie Endowment for International Peace (CEIP), —La Fundación Carnegie para la Paz Internacional—, que forma parte de los aproximadamente 1,500 centros de investigación y análisis de política pública (think tank, en inglés) que funcionan en Estados Unidos.

Fundada en 1910, la CEIP es una organización sin fines de lucro, que fomenta la cooperación entre los países y la participación activa de Estados Unidos en la escena internacional. Mediante la investigación, publicaciones y el establecimiento de redes internacionales sus asociados forjan nuevos conceptos políticos, como probablemente ha ocurrido con el neologismo “failed state” -estado fallido-, que nos ocupa, y que alude los Estados cuyos gobiernos carecen de control sobre su territorio o del uso legítimo de la fuerza, donde prevalece la criminalidad y el narcotráfico, impera la ausencia general de servicios públicos y la desigualdad ante la justicia, entre otras circunstancias.

El alegado “estado fallido” dominicano es la última maniobra del lobbismo opositor que el TLC ha concitado dentro de Estados Unidos, dada su trascendencia comercial global y geopolítica, razón suficiente para que Bush se convierta en su principal promotor, consciente de que entre sus metas geopolíticas figura erigirse en el muro de contención del avance a través de América Central y el Caribe de la seductora diplomacia petrolera del Presidente de Venezuela Hugo Chávez, que con el respaldo de Fidel Castro, desafía la hegemonía de Estados Unidos en la región.

No obstante, antes de agosto el DR-CAFTA, con su secuela de retos y oportunidades, será ratificado en el Congreso de Estados Unidos.

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