Las tristezas del pobre senador Félix Bautista

Las tristezas del pobre senador Félix Bautista

La maleta trae infinitas opciones. Tiene usos a conveniencia y guarda, aunque pequeña, los más variados y necesarios objetos. Con ella es fácil salir bien librado, no importa la situación: mágica, ha sido el puente para escapar de todas las adversidades.

Así, con la maleta aquella, imagino al senador Félix Bautista cada vez que el oprobio se cierne sobre él: buscando dentro de su interior esa fórmula con la que poder escapar. 

Debe ser duro, aunque la justicia y el partido siempre han estado de su lado, que todo el tiempo anden apareciendo denuncias en su contra. Tal vez, como le gusta decir a algunos dirigentes oficiales, todo sea culpa de la envidia. Y es que,  tristemente, a los resentidos  les cuesta entender que  alguien que viene del campo, que no tenía nada, haya sido capaz de levantar empresas que no solo construyan en el país, sino en  Haití y Panamá.

Incomprendido al máximo, al pobre Félix siempre lo injurian y calumnian. Puede que la culpa sea de sus amigos,  ya  que a varios se les menciona en cuanto lío aparece y, casi por inercia, lo arrastran a él. ¿No sería prudente, senador, que cambie su círculo social? También debería, por hacer un exorcismo, alejarse de cuanto candidato presidencial ande buscando chelitos. Dedíquese a lo suyo, que demasiado tiene ya.

Ahora, con la que se le viene encima con la comisión que se ha creado, sería hasta bueno que se tome sus tilitos para poder estar tranquilo cuando le toque recopilar, si lo necesita, los documentos  que prueban su inocencia. Esto, como siempre sucede, también pasará. Y, con suerte, será una mera anécdota.

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