Las universidades de Azua, Barahona, y Haití

Las universidades de Azua, Barahona, y Haití

En la Conferencia Internacional a favor de la reconstrucción de Haití, que se celebró aquí el 17 de marzo recién pasado, el presidente Leonel Fernández anunció que construirá una moderna universidad en el país vecino. Y que para ello demandará la cooperación de sectores pudientes de la sociedad dominicana. El mandatario dominicano ha sido muy solidario con el pueblo y el gobierno haitianos.

La República Dominicana le ha proporcionado a Haití no lo que le sobra, sino lo que le hace falta. Más de cuatro millones de ciudadanos dominicanos viven debajo la línea de la pobreza, muchos de ellos sumidos en la extrema miseria, sin acceso a servicios básicos. El pago de la deuda externa y el subsidio de la energía eléctrica han dejado nuestra Hacienda sin fondos suficientes para la salud, educación y vivienda. En proporción al tamaño de su economía, la ayuda de la República Dominicana a los haitianos afectados por el sismo del 12 de enero ha sido más real y efectiva que las provenientes de países ricos como España, Canadá, Estados Unidos, y Francia.

De oferta académica muy limitada, y de una infraestructura muy débil, la Universidad Tecnológica del Sur (UTESUR) de Azua ha podido mantenerse en pie gracias al entusiasmo, esfuerzo y dedicación de su personal docente y administrativo. Pero, no podrá sostenerse por mucho tiempo. Para alcanzar el nivel de calidad requerido, la UTESUR requiere de una reingeniería, y de una inversión económica de parte del gobierno.

Con la excepción de la Universidad Dominicana O&M, todas las universidades privadas de este país han recibido cuantiosas ayudas de los gobiernos que aquí se han sucedido en los años de vida en democracia.

Hace 40 años que junto a otros catedráticos de la UASD, materializamos el sueno de los del Movimiento Renovador de fundar en Barahona el Centro Universitario Regional Suroeste (CURSO), del cual han egresado ya miles de profesionales. Se tiene programado para mayo próximo la inauguración de la Ciudad Universitaria de Barahona, donde habrá de funcionar el CURSO transformado en todo un recinto universitario.

Más de seis mil jóvenes haitianos cursan estudios en universidades dominicanas. Ese número duplica la cantidad de haitianos que estudian en universidades de su país. Antes del terremoto del 12 de enero, Haití era una nación maltrecha, donde la universidad casi no podía ser.

En vez de construir una universidad en Haití, ofrezcámosle a la juventud de ese desventurado país un programa de becas de cinco años a ser ejecutado en la UTESUR, en el CURSO, y en otros recintos regionales de la Universidad estatal. Dicho proyecto deberá contemplar la formación de seis mil ciudadanos haitianos en áreas estratégicas como pedagogía, ciencias de la salud, agronomía y veterinaria. Así, gastaríamos menos, y más haitianos resultarían beneficiados.

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