Las universidades y los institutos superiores

Las universidades y los institutos superiores

Empresarios locales y autoridades del Ministerio de Educación Superior, Ciencia y Tecnología perciben cierto debilitamiento en la interacción entre lo que aquí se enseña y se aprende en las instituciones de educación superior con los eslabones de la producción nacional.

Les preocupa el número, que ellos consideran insuficiente, de profesionales y técnicos con capacidad de transformar en herramienta de trabajo lo que aprendieron en las aulas.

Al enfocar el asunto de la capacitación para el empleo, se debe tener muy en cuenta, además de la actual y potencial demanda de mano de obra calificada, particularidades específicas como el grado de asociación entre la calificación técnico profesional de los disponibles y los años que trascurren en su utilización.

La demanda de mano de obra calificada de parte del sector laboral no tiene por qué equilibrarse con la oferta de carreras de las universidades.

Es que además de ingenieros, agrónomos, profesionales de la salud, las instituciones de educación superior atienden a la demanda del espíritu. Por ello, también forman poetas, filósofos, letristas, músicos, pintores, etc. La misión de estas entidades va más allá de formar mano de obra calificada para operar empresas industriales y de servicios.

Claro está, que ello no es obstáculo para que formulen políticas y lleven a cabo alianzas estratégicas con empresarios locales.

¿Qué papel debemos de desempeñar nosotros los gestores y planificadores universitarios?

Ante todo, debemos de introducir en el currículo de las universidades y de los institutos superiores criterios y valores coherentes con la búsqueda de la calidad ambiental; la equidad y la justicia social; y esforzarnos para que esos criterios y valores estén siempre presentes en la conciencia del egresado de cualquier carrera, y que los mismos sean los que normen su quehacer profesional.

Ello no nos impide indagar sobre formas y maneras de hacer que las instituciones de educación superior se vinculen más con los agentes de la producción; tampoco, que las instituciones de educación superior formen profesionales y técnicos dispuestos a participar en actividades generadoras de espacios de participación democrática.

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