Las uvas de petición

Las uvas de petición

Durante la cena de fin de año es costumbre reservar doce uvas, separadas del racimo, para cuando suenen las doce campanadas de la media noche. Las familias, reunidas alrededor de la mesa, al comer cada uva expresan los sueños, ambiciones y objetivos, que desean alcanzar en el año que se inicia, Los buenos deseos expresados o pensados al masticar cada uva, generalmente, se refieren a asuntos personales de las familias que celebran el Año Nuevo. Piden a Dios por la buena salud de los abuelos, por el éxito de sus negocios, por la solución de cualquier problema laboral, por la reconciliación de amigos y parientes disgustados.

Todas estas peticiones ceremoniales de masticación frutal, se limitan al ámbito privado, a la esfera de lo individual. Casi nunca los comensales celebrantes tocan los problemas colectivos que abruman al mundo de hoy. Existen problemas monetarios en Europa, en Rusia, en EUA.

La China continental, según parece, entrará en las pugnas internacionales por el control del dinero y de la energía. Guerras sangrientas hay en Siria, en Irak, Ucrania, Israel. El número de emigrantes, “desplazados” y refugiados, ha crecido desmesuradamente en los últimos diez años. Para colmo, no se sabe con certeza quién mandará en el mundo.

La “inestabilidad” amenaza por todas partes; los politólogos – y los astrólogos por igual- vaticinan severos enfrentamientos en el porvenir inmediato. Y ciertamente, los indicios incompletos de que disponemos hasta el momento, son intranquilizadores. Algunos religiosos recomiendan “las oraciones colectivas” para conjurar los conflictos sociales. No dudan de los efectos salutíferos que resultan de “orar en grupo”. El novelista norteamericano John Steinbeck escribió “The Grapes of Wrath”, una celebrada historia que ha sido llevada al cine; y traducida al español con el título de “Las uvas de la ira”.

La R.D. no está libre de graves problemas: endeudamiento externo, déficit fiscal, criminalidad impune, disminución del crédito de los partidos políticos, encarecimiento de los bienes de consumo. También entre nosotros pueden surgir, como en la novela de Steinbeck, “uvas de la ira” o del ‘rencor” colectivo. Quizás no sea desatinado añadir otras doce “uvas del sosiego” a las doce de las peticiones ordinarias; y masticarlas lentamente, “a beneficio” de los problemas nacionales.

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